—¿Qué fue todo eso? —exclamaron preocupados Cristian y Tomas, quienes habían decidido aguardar a su amigo, el más apto para calmar los conflictos.
—¿Están bien? —interrogó Tomas al ver la situación y el aspecto de la joven.
—Oye, oye, ¿estás bien? —volvió a cuestionar Arturo al ver que Elina no respondía.
—Sí, sí, estoy bien —respondió entre jadeos, con manos temblorosas y deseos de esconderse en un lugar solitario para poder calmarse.
—Traeré algo de hielo —intervino Cristian, mientras los demás se sentaban en las sillas junto a la barra.
—Aquí está —dijo Cristian mientras le daba la bolsa con hielo a Elina.
—Gracias.
—¿Ya puedes responderme qué fue todo eso? —preguntó Arturo, sentado frente a