El Lenguaje Del Amor
El Lenguaje Del Amor
Por: Luz Torres
CAPÍTULO 1

— ¡Zeynep! —escuché mi nombre en un grito, no tardé mucho para sentir como se abalanzaba hacia mí.

Mi espalda.

—Creí que ya habíamos hablado sobre esto —recordé, haciendo referencia a su delicada forma de saludar—. Terminaré sufriendo de dolores de espalda al terminar la carrera, por Alá que no suceda, necesito estar sana.

—No te vi en todas las vacaciones —reprochó Emma, bajándose y dejando libre mi espalda, lo cual agradecí internamente—. Deja tu dramatismo, ese es mi saludo donde te expreso cuanto te extrañé estas vacaciones.

—También te extr… —Una voz mucho más fuerte me interrumpió.

—Hoy te llevaré yo. No te vayas a tardar, odio esperar —parpadeé varias veces asimilando la situación en la que nos encontrábamos.

Era Noah.

Noah detrás de mí.

Noah lo suficientemente cerca como para sentir el calor que emanaba su cuerpo y el olor de su colonia, mi olor favorito.

Era la primera vez que estábamos tan cerca, mis piernas parecían gelatinas.

—Pensé que Ethan me llevaría —Emma me miró extraña, trataba de decirme algo, pero no entendía.

Era mala para las señas.

Me moví un poco, no quería estar tan cerca suyo al voltearme…tal vez no lo soportaría y me caería.

Sí, así de patética.

—Cambio de planes, no te vayas a tardar.

Como siempre no se había percatado de mi presencia, lo observé hasta que dobló una esquina y desapareció.  

Esta situación ya era algo más allá de la friendzone, considerando que ni siquiera éramos amigos, esto era la mismísima nada.

—Deberías permitirme decírselo, todo sería distinto si él lo supiera —oí a Emm decir a mi lado.

Negué levemente.

—No cambiaría absolutamente nada si lo supiera—expliqué, retomando el camino a la primera clase del día.

Bioquímica

[…]

—Quiero nuevas vacaciones, las exijo —reí sin poder evitarlo—. Demasiados libros por leer.

—Recién empezamos semestre y tú ya quieres vacaciones —negué sonriendo—. Eres imposible Emma Lambert. Debiste de haber elegido otra carrera.

—La medicina es una carrera agotadora, lo sabía desde pequeña al ver a mamá y a mis tíos, pero, es algo que he querido estudiar desde que tengo memoria —la miré de reojo, notando como su mirada se perdía—. Es frustrante cuando no puedes ayudar a una persona que amas.

— ¿A quién?

Detuvo su andar y me observó, su mirada era demasiado intensa e intimidante, me recordaba a la del señor Lambert.

—A Noah.

— ¿Por qué? —pregunté de inmediato.

Todo lo que pasaba con Noah me importaba y esto era algo que desconocía.

—Es algo muy personal para él, no puedo decírtelo —asentí entendiendo, tal vez más adelante lo sabría—. ¿Y tú por qué elegiste medicina?

Retomamos el camino mientras pensaba en una respuesta convincente.

—Me encanta ayudar a la cantidad de personas posibles y ahora poder salvar una vida, es algo grande y quiero ser parte de ello, aunque implique muchas responsabilidades.

—Es algo muy lindo, tenemos que ayudar a este mundo de m****a —fruncí mi ceño al escucharla—. Lo siento, sé que no te gustan las malas palabras, pero es inevitable no decirlas.

—Estoy en otro país y es una cultura diferente, me terminaré acostumbrando, tranquila —me encogí de hombros despreocupada.

— ¿En tu casa nunca decían malas palabras? —Negué—. ¿Ni una?

—Vine a escuchar la primera mala palabra acá en Francia, mis padres son muy estrictos, ya te podrás imaginar mi educación.

—Casi nunca hablas de tus padres, por no decir nunca —empecé a incomodarme por el rumbo de la conversación, siempre pasaba lo mismo cuando alguien tocaba el tema de mi familia. Aun no me sentía lista para hablar con la verdad—. He notado que tienen una mala relación, espero que en estas vacaciones que pasaron hayan podido mejorarla.

Tener que hablar de mis padres me ponía nerviosa a tal punto de tener las manos sudorosas. Quería contarle toda la verdad, pero sabía que no era el momento. Si habría pasado las vacaciones con mis padres, no estaría aquí en Francia.

—Es que me haría rec...recordarlos y me pondría triste, son muy estrictos, pero son buenos, soy su única hija y sé que me quieren y tal…

—Espera —me interrumpió de repente—. ¿Me lo dices a mi Zeynep? Porque pareciera que te estuvieras auto convenciéndote a ti misma.

Odiaba que Emma fuera tan cuidadosa, detallista, minuciosa e inteligente con todo. Nunca podía pasar por desapercibido alguna situación o palabra que saliera de mi boca para ella…y lo peor, nunca se callaba absolutamente nada.

Pero aun así la amaba mucho.

—Te-Tengo que irme —comenté segundos después al no encontrar respuesta a su preguntó. Sí, me auto convencía a mí misma, cosa que usualmente lo hacía—. Tengo un compromiso y llegaré tarde.

Que Alá me perdonara por tantas mentiras. —pensé para mis adentros.

—Quedamos en que hoy irías a mi casa —recordó confundida—. ¿Ya no quieres ir?

—Claro que sí, pero no puedo debo ir al compromiso—mi intento de justificación era un asco.

— ¿Sabes que soy muy buena leyendo a las personas? —asentí—. Entonces iremos a mi casa y no volveré a tocar el tema de tus padres. ¿Te parece?

Veces como esta adoraba esa cualidad que poseía Emma, sabia cuando debía detenerse y justo ahora era ese momento

—Vamos, Noah nos está esperando —me detuve abruptamente al recordar ese gran detalle, hoy era él quien la llevaba.

No podía estar en un lugar tan pequeño, a pocos metros del. No era yo misma y ese día lo había confirmado.

Sin darme cuenta había empezado a caminar y me encontraba subiendo a su auto.

Estaba en el auto de Noah Lambert…

Era la primera chica en esta universidad aparte de Emma que se subía a su auto. Esto era un gran avance y me sentía completamente feliz, creo que estaba a nada de ponerme a reír sin razón alguna.

Bueno, si había una razón.

—Pensé que solo eras tú —su comentario me trajo de nuevo a la realidad—. No subo a mi auto a desconocidas… que se baje.

Abrí exageradamente mis ojos, era muy bueno para ser realidad claramente.

—Noah no empieces —Demandó Emma.

— ¿Por qué no te bajas? —me preguntó directamente a mí, estaba mirándome por el retrovisor. Quedé helada en mi lugar, esa no era la mirada con la que muchas noches había soñado que me daría, estaba lejos de serla—. ¿Acaso no escuchaste niña?, ¿eres sorda?

Parpadeé varias veces evitando que las lágrimas que querían salir, no lo hiciera, sería humillante para mí.

Este es el momento donde te bajas y sales corriendo —dijo mi subconsciente.

Era justo lo que haría, pero mis piernas tenían una desconexión con las órdenes que mi cerebro mandaba.

—Deja de ser tan estúpido con mi mejor amiga Noah—le riñó, empezando a enojarse—. Ella no se bajará, no quiero volver a escuchar que le digas algo como eso. Por una vez en tu vida sé amable con una persona que no pertenezca a tu entorno.

Noah no dijo nada, solo arrancó.

Su mirada era neutra y desde mi asiento podía ver como apretaba el volante fuertemente. En el aire se respiraba una tensión abrumadora.

—Oye para aquí, tengo que bajarme —dijo unos minutos después, la miré confundida. ¿Qué estaba pasando? —. Papá me necesita en la empresa, ustedes vayan a casa, los alcanzo más tarde.

—Emma —susurramos Noah y yo al unísono.

La susodicha se rio mientras abrió la puerta. Hizo un gesto de que saliera rápidamente y así lo hice. No podría estar en ese auto a solas con él, en la primera oportunidad me tiraría.

—Gracias —murmuré.

—Aun no me des las gracias Zeynep Aslanbey, aún no he hecho nada por ti —arrugué mi ceño empezando a considerar de nuevo la idea de irme corriendo—. Noah —lo llamó—. Se bueno con Zeynep.

Me empujó adentro del auto, quedando esta vez en el lado del copiloto. Le rogué con la mirada que no lo hiciera, pero solo siguió con su sonrisa diabólica y se fue.

Después que pusiera nuevamente en marcha el auto, llevé mis manos a mi regazo, limitándome a respirar muy suavemente. Fueron los peores quince minutos de mi vida. Sí, había contado cada segundo y minuto que pase encerrada en su auto. Estaba tan rígida que creía que me compararía en ese momento con un bloque de cemento.

Cuando aparcó, me apuré en salir cuanto antes, cuando pensé que ya podía respirar tranquila su mano me detuvo.

Nuestro primer contacto.

—Zeynep —mi corazón golpeó fuertemente contra mi pecho al escuchar mi nombre salir de sus labios, nunca antes me había gustado tanto mi nombre como en este momento.

—S-Si.

—Aléjate de mi familia, aléjate de mi hermana —me volteó abruptamente. Quedamos cara a cara y ambos nos alejamos de inmediato.

—No entiendo —dije.

—Sé la clase de persona que eres, no dejaré que utilices a mi hermana para tus estúpidos planes.

— ¿Qué clase de persona soy? —pregunté a nada de ponerme a llorar, la forma en que me miraba era como si fuera la peor persona de este mundo. Estaba equivocado.

—No te hagas, sé que detrás de esa cara de niña ingenua se encuentra una víbora en busca de dinero y quien sabe que otras cosas más —insinuó lo último.

Un gemido de dolor brotó de mis labios, ¿Cómo era posible que pensara eso sobre mí?

—Te equ-equivocas, no soy así —musité, sintiendo como lágrimas recorrían mis mejillas, mi vista se nubló poco a poco—. Por favor no pienses eso de mí.

— ¿Piensas que llorando me convencerás? No soy estúpido como mi familia, sé que quieres algo de nosotros, sé que deseas algo y te juro que no lo lograras.

—No es lo que piensas —traté de hacerlo entrar en razón.

— ¿Qué es lo que quieres? —Se acercó y me agarró por los brazos—. Dímelo Zeynep.

A ti —pensé.

—No quiero nada —siempre deseé que su mirada estuviera puesta en mí, pero ahora que sucedía, lo único que podía desear era que la retirara. Me partía el alma ver como esos cielos me observaban con aborrecimiento.

—Lo interesada se te nota a miles de kilómetros Srta. Aslanbey

—Usted no se queda atrás Sr. Lambert, la insensibilidad para tratar a las personas y lo estúpido que es, es algo que —me detuve cuando me di cuenta que acaba de llamarme por mi apellido.

— ¿Cómo sabes mi apellido? —pregunté.

Él frunció su ceño y se separó cuando escuchamos el sonido de un auto, ambos volteamos a ver quién era.

—Aléjate de mi familia —fue lo último que dijo antes de irse a paso rápido haciendo caso omiso a los gritos de advertencia del Sr. Lambert para que se detuviera.

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