”¡Está bien, está bien!”. Amastan la consoló pacientemente. “Hermanita, ¿cómo te liberaron? Además, ¿de qué asunto importante tienes que discutir?”.
Natalia se secó las lágrimas por el rabillo del ojo. Sus ojos aún estaban rojos mientras miraba a su alrededor y decía: “Segundo Hermano, hablemos dentro de la tienda”.
Ella abrió el paso hacia la tienda principal. Que Darryl tenga el apoyo de un dragón, no puede ser una noticia para la Tribu Raksasa. Había que evitar un pánico innecesario.
Amastan frunció el ceño y la siguió. Una vez dentro de la tienda, Natalia respiró profundo y se mostró seria. “Segundo Hermano, ¿sabías que hay dragones en los Nueve Continentes?”.
Al escuchar eso, Amastan se quedó atónito al instante.
Natalia compartió su conversación con Darryl en detalle.
En ese momento, Amastan recuperó el sentido y no pudo evitar reír antes de decir: “¡Ja, ja! Hermanita, eres demasiado inocente. Darryl solo te quiere asustar. Si hubieran dragones en los Nueve Continentes, ya