Narrado por Dr. Nick Brown

Eran las 21:30. Mi tolerancia para el desorden había expirado.

Crucé el umbral del salón de baile del Plaza. La música era un asalto sonoro a mi control: rítmica, caótica, y con una letra sobre la infidelidad que me golpeó como un insulto público. Ella no estaba solo evadiendo el protocolo; estaba burlándose de mí.

La encontré inmediatamente: en el centro de la pista, bajo la luz, bailando.

No estaba cojeando; estaba girando, riendo con una autenticidad que nunca me había mostrado a mí. Estaba en los brazos de David Thorne, el ex-competidor profesional. El vestido azul se movía con ella, y la imagen de su libertad, de su desafío, me golpeó con una rabia violenta.

Mi mente registró la escena como un fallo de contenci&oacut