La primera vez que había tocado el suelo italiano se sintió perdida, como si no podría nunca encajar en un lugar diferente al que había conocido, ciertamente, echó de menos lo que conocía antes de terminar encerrada en ese sanatorio, ahora volvía a tener la oportunidad de vivir, de recuperar lo que perdió en un chasquido de dedos injustamente, ella por fin divisaba los rayos de luz, miraba el amanecer y contemplaba el atardecer junto a dos personas que le brindaban protección y cariño, justo lo que idealizó en su imaginación y creyó nunca vivir.
Mar, era una joven emocionada de poder estar al lado de ellos dos.
La habitación que se le había presentado como suya por primera vez, al estudiarla la dejó perpleja, no había una cosa faltante en esa recámara que se volvió de ensueño.
Poco a poco a lo largo de esos meses, se fue sintiendo cómoda y familiarizada con lo que tenía en su presente adornado de colores y lejos del blanco y negro que siempre lo opacó.
Sabía de antemano que los día