Estaba lista para marcharme, pero para Yin se volvió buena idea el hecho de pararse justamente en frente de mi auto colocando sus manos encima del capó.
— No pienso moverme de aquí hasta que hables conmigo.
En su cara podía verse lo mucho que necesitaba que le explicase que me sucedía y sabía que hasta que no hablase con él no se movería.
— Solo déjame ir Yin