Sorprendida por lo que había ocurrido tras verme ganar por primera vez, dije.
—Zaek, no fue justo me dejaste ganar, solo apretando un poco más tu paso abrías barrido el piso conmigo.
En mi cara había una combinación extraña de gozo y descontento, sabía que no había ganado con toda ley.
—No me mires a mí, ganaste.
Aquella frase