Estoy en el centro comercial con las tres parecen mis hadas madrinas que me están buscando el vestido perfecto según ellas, la verdad que ellas saben que no quiero intentar nada con Alexander GRAHAN, pero ahí están dale y dale con que tengo que impactarlo sino fuera porque mi jefecito me pagara el vestido porque dice que estoy representando a la empresa por lo tanto es mi obligación lucir a la altura.

Estoy tan entretenida viendo colores y todo eso con las chicas esos que contrasten con mi casi pálida piel cuando logro escuchar una chillona y desagradable voz y veo que las chicas murmuran algo.

—Amiga sabes ese dicho que, aunque la mona se vista de seda mona se queda,

—Claro lo he oído antes ¿Por qué amiga?

—No nada solo se me ocurrió —Mientras se probaba un vestido todo apretado  &nb