De vuelta

Jack se bajó del auto para ayudar a los rubios con sus bolsas. Mía le dio las gracias y lo abrazó. Yo me quedé en el auto mientras veía a Ryan alejarse. Volteó a verme con una sonrisa melancólica, al mismo tiempo Jack volvía al auto y yo desviaba la mirada. Algo me molestó en mi pecho. No lo vería más. Quería despedirme y no podía hacerlo. Tuve que reprimir todas esas ganas porque estaba mal. No debía sentir eso por él. Y repetí eso en mi cabeza mil veces para tratar de convencerme.

Llegamos al hotel y Maya nos recibió tan emocionada que se hizo pipí en la alfombra. La abracé con fuerzas. Jack la tomó en brazos y jugueteó con ella. Me dejé caer en el sillón con un suspiro.

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