LA VERDAD 1

SABRINA

Estoy muy nerviosa, ya paso otro año y mis hijas cumplen dos años el día de mañana y esta noche regresan mi hijo Mauricio junto a Fabio.

Tengo mucho miedo de enfrentarlos a los dos, sé que ambos se enojaran y entiendo les mentí, pero fue lo que seme ocurrió en el momento.

No quería que Fabio se quedara solamente por el hecho que yo estaba embarazada y tampoco quería que Mauricio se enojara con su amigo, pero ahora llego el momento de enfrentarlos a ambos.

Yo me quedaré con las niñas y Lucía irá por ellos al aeropuerto, aunque creo que no será necesario decirle a Fabio que son sus hijas, porque son una copia exacta de él, la única diferencia es que es su versión femenina.

—¿Cómo te sientes? —pregunta Lucía, al ver mi preocupación.

—Bien, es solo que me muero de nervios, no sé cómo vayan a reaccionar cuando sepan la verdad —exprese preocupada y ansiosa, mientras jugaba con mis manos.

—Si quieres yo me llevo a Mauricio y le cuento todo, para qué tú puedas hablar largo y tendido con mi hijo, además cuando él sepa que son suyas querrá estar aquí con ellas —propone Lucía, mirando a mis niñas jugar.

—No lo sé, no quiero que mi hijo sea grosero contigo por mi culpa —respondí algo abrumada por todo lo que está por pasar.

—No, será grosero conmigo, créeme tengo experiencia con hombres molestos o se te olvida que mi ex vivía de mal humor y discutiendo por todo y nunca pudo doblegarme, tu hijo será pan comido, deja que yo me encargue de él —Lucía, con una gran sonrisa que me da un poco de paz.

—Bueno. Gracias, yo hablaré con Fabio, entonces —acepte y respire profundamente, esto no será nada fácil.

—Sí, es lo mejor, cuando los recoja en el aeropuerto traeré a Fabio aquí eh iré con Mauricio al parque de la esquina para hablar, cuando terminemos te escribiré para ver si podemos volver — explica Lucía, su plan y creo que es lo mejor.

—Me parece bien —respondí mirándola a los ojos, agradezco que ella esté aquí conmigo y me apoye en esto a pesar de que también le mentí.

—Entonces me voy. Ya casi aterriza su vuelo, nos vemos en un rato —Lucía se despidió y yo me quedé a solas con mis hijas

Mientras Sofía y Fabiola jugaban, yo me moría de los nervios, no sabía como reaccionará Fabio.

Aunque ya no tenía escapatoria en cualquier momento Fabio tocaría la puerta y ya no abra, marcha a tras él, verá los ojos de las niñas y yo tendré que confesarle todo.

FABIO

Este último año fue el más largo de mi vida, no sé por qué, pero ya moría por volver en el avión, solamente podía pensar en Sabrina y las niñas, no sé por qué, pero desearía que ellas fueran mías.

Aunque no sea así, estoy dispuesto a todo por conquistar a su madre y ser como un padre para ellas.

Durante este último año, pude ver en un par de ocasiones a Sabrina mientras hacía videollamadas con mi madre y las niñas y debo decir que está más hermosa que la última vez que la vi.

Mauricio está algo extraño hasta ansioso por volver, al principio creí que era por sus hermanas y su madre, pero ahora sé que hay algo más.

Mauricio mira su teléfono cada cinco minutos y está muy pendiente de la hora, creo que en verdad hay alguien a quien quiere ver.

Después de un largo viaje al fin se anunció que era la hora del aterrizaje, mis manos sudaban de tan solo pensar en verla, pero eso sucederá pronto, cuando por fin aterrizamos, no sabíamos quién estaba más feliz si Mauricio o yo.

Nuestras sonrisas eran gigantes, cuando salimos del avión a la primera que vi fue a mi madre y corrí abrazarla, por alguna razón mi amigo igual, no se supongo que es la emoción de volver.

—Madre te extrañé demasiado —comenté con ella en mis brazos

—Bueno, aquí todos los extrañamos, pero hay dos personitas que se mueren por verlos —mi madre

—Corrección se mueren por ver a su hermano mayor —Mauricio

—Oye, también quieren verme a mí, si soy más guapo que tú —me defendí de mi amigo

—Ya quisieras —Mauricio, me empuja

—Ya. Parecen dos niños, ahora vamos que Sabrina nos espera y Mauricio tú y yo debemos hablar — aclara mi madre y tanto Mauricio como yo nos sorprendimos.

—¿Y ustedes de que tienen que hablar mamá? —pregunté sorprendido, pues no sé qué está pasando.

—De lo mismo que hablaran tú y Sabrina ahora vámonos —responde mi madre y comienza a caminar

—Mamá, pero —mi madre no me dejó hablar cuando iba a protestar

—Ustedes simplemente síganme, Fabio te dejaré en la casa y hablarás con Sabrina y yo me iré a hablar con Mauricio —nos explica mi madre

En el auto quise insistir a que me dijera algo, pero nada Mauricio y yo estábamos muy intrigados, cuando llegamos a la casa de Sabrina no dejó que Mauricio se bajara, solo yo y luego se fueron.

Jamás en mi vida estuve tan nervioso, no sé por qué mi madre quiere que Sabrina hable a solas conmigo, pero tampoco me disgusta, esa mujer me gusta y me gusta muchísimo.

Camine hasta la puerta principal y toque el timbre algo nervioso, cuando la puerta se abrió pude ver a la mujer más hermosa frente a mí, Sabrina está más hermosa que hace dos años cuando la vi dar a Luz a sus hijas

—Hola mi mamá dijo que tenías que hablar conmigo —hablé nervioso, mis manos me sudaban

—Sí, pasa —ella me dejó pasar y mis manos comenzaron a sudar aún más, la quería abrazar, besar, pero me contuve.

—¿Y las niñas donde están? —indague para evadir mis nervios pro estar a solas con ella.

—Ven, están en su habitación, vamos con ellas — seguí a Sabrina, quien se veía igual de nerviosa que yo.

Cuando entramos las niñas jugaban muy tranquilas, cuando voltearon a vernos pude ver sus ojos y son idénticos a los míos, pero ¿cómo? Miré a Sabrina y está bajo la cabeza

—Hola, hermosas, ¿cómo están? —las saludes y me puse a su altura

—Bien —responden apenadas, son tan adorables, pero porque tienen mis ojos

—Sabrina, ¿que querías contarme? —pregunte sin dejar de ver a las niñas, ya que me senté en el suelo con ella, Sabrina suspira y por fin habla.

—Son tus hijas, yo soy la mujer con la que pasaste aquella noche en el hotel después de tu despedida —confiesa Sabrina y yo me quedo muy sorprendido

Entonces esos sueños que he tenido son reales, si estuve con Sabrina y disfrute de su hermoso cuerpo, tenemos dos hijas, ella fue mi mujer, sin poder creerlo miré a las niñas felices y las abrace fuerte a mí.

Yo regresé decidido a conquistarla y ahora más que nunca lo haré, no me rendiré para nada, ahora seremos una familia y nadie podrá alejarme de ellas nunca.

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