La primavera había comenzado a florecer, llenando el bosque y praderas de un hermoso verde vibrante y el canto de los pájaros hacia un entorno mágico. El aire era fresco y limpio en la pequeña cabaña donde Daniel se recuperaba. Para Daniel, cada día traía un nuevo desafío, pero también una nueva oportunidad para sanar y fortalecerse.
Clara, la joven mujer que había Sido enviada por Edward, para que cuidara mientras el estaba herido y lo había cuidado desde entonces, observaba con satisfacción sus progresos. Sus heridas físicas estaban sanando, pero las cicatrices emocionales eran profundas y requerían un cuidado más delicado.
Clara había crecido en el campo y tenía un grandes conocimiento en la medicina de las hierbas y remedios naturales, lo que había ayudado enormemente en la recuperación de Daniel.
Durante semanas, Clara y Daniel habían compartido la pequeña cabaña. Al principio, su relación había sido solo la de cuidadora y paciente. Pero con el pasar de los meses, algo prof