–Piensa en lo que te planteo como un lienzo en blanco. Puedes hacer todo lo que quieras para adaptar la vida a tu estilo y puedes empezar desde cero. Ya estas próxima tu parto. . .Sophie.
–No te sigo...
–Y luego, cuando hayas conseguido exactamente lo que quieres –continuó Dante–, podemos pensar en buscar lograr ser una familia. No sigas con tu postura que no ayuda para nada. . . hay que llegar a una solución. . .
–¡No te sigo, Dante!
–Claro que me sigues –afirmó él con tono suave–. Tenemos un hijo, y no voy a liarme con derechos de visita y batallas por la custodia. Nunca pensé en ser padre, pero ahora que ha surgido pienso enfrentarme a ello de la manera más lógica posible. Un niño se merece contar con su padre y con su madre y con la estabilidad de un contexto unido.
Dante suspiró y se pasó los dedos por el pelo.
–Mis padres estuvieron un tiempo casados –le contó en tono bajo–. Pero ahí se acababa la unión. Y tú deberías saber exactamente a qué me refiero.
–No. . . no lo se.