Irónico

Aparqué el coche como un maldito jefe y nos dirigimos a la entrada del restaurante. Era una pizzería típica, muchas mesas sin limpiar, un bar completo y un servicio al cliente mediocre.

Nuestra camarera parecía tener unos veinte años y llevaba una camiseta negra ajustada con el logotipo del establecimiento impreso. Tenía el pelo corto de color rojo y los ojos enmarcados por una brillante sombra de ojos.

-Hola, ¿mesa para tres?. Preguntó alegremente, sus ojos vagando hacia Sebastian.

Su etiqueta con su nombre decía Emily, está bien, no era una stripper. Su nombre no era Candy o Tinkerbelle.

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