Liam
Lunes por la noche y arrastraba la última maleta a la entrada de la suite. Había hecho las maletas con la ayuda de Rachel, quien parecía tener mejor humor desde ayer domingo, hoy, era otra.
— ¿Tienes los documentos para abordar? —dijo a mi espalda, ya había podido levantarse, pero caminaba despacio, me volví hacia a ella.
—Sí, están en tu bolso, tienes que ir a descansar, recuéstate—Rachel sonrió, caminó hacia a mí, llegó y me rodeó por la cintura.
—Ya quiero irme de esta ciudad—Arrugué mi ceño.
—Ya somos dos—ella mostró extrañez.
— ¿Por algo en especial? —sabía que se refería a Regina.
—No. Nada en especial, simplemente que quiero retomar la empresa de la fam