Bajo la luz de la luna, Silvia levantó instintivamente la cabeza y miró el rostro que había amado durante media vida, su garganta se sintió apretada:
—Señor Ferrer, ¿no teníamos un acuerdo?
La mano de Julio en su rostro se detuvo abruptamente, encontrando sus ojos claros. Parecía que en ese momento