Capítulo 0058
Realmente, el dinero puede mover montañas.

—Esta vez te dejaré pasar.

Se restregó los ojos somnolientos, abrió la puerta de la habitación y salió.

—Mamá, tía Viviana, muy buenos días.

—Pequeño travieso, buenos días —dijo Viviana.

Silvia estaba en la cocina, preparando el desayuno.

— Báñense y desayu
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