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Punto de vista de Lucas

Tray y yo nos quedamos impactados cuando la señora Mayer decidió darnos una segunda oportunidad. Nos habíamos olvidado por completo de firmar un contrato con ella.

Entonces, para que ella no cambiara de opinión, decidí partir ese mismo día hacia Nueva Zelanda, ya que el vuelo iba a ser largo. Tray me había dicho que hiciera lo que fuera necesario para asegurar el contrato, pero sabía en mí que si querían algo más que yo firmando el contrato, igualmente me iría.

Había visto mujeres mucho más persistentes y testarudas. Sería una vergüenza ser reprimido por alguien como Stephanie.

Regresé a casa inmediatamente, pero no vi a John en casa. En cambio, vi a Katie.

“Katie”. La llamé y ella se dio la vuelta.

“Buenos días, Alfa Lucas”. Saludó con una pequeña sonrisa.

“¿Has visto a Juan? ¿Dónde está?” Yo pregunté.

“Me temo que se fue para hacer los preparativos para la escultura rota. Quizás regrese pronto. ¿Quisiera esperar?” Ella preguntó.

“No creo que pueda”.

“¿Hay