—Abuelo, lo de hermano es porque...
Lucas iba a debatir, pero lo detuve apretando su mano y me adelanté: —El abuelo tiene razón, los hombres deben priorizar su carrera, especialmente siendo heredero de los Montero. No pueden dejar que los asuntos del corazón interfieran con las cosas importantes.
Jorge asintió complacido: —La señorita Navarro sabe ver lo importante, Lucas tiene buen ojo.
Sonreí amargamente por dentro.
Esta "sensatez" me la imponían las circunstancias.
Aunque tampoco tenía prisa por casarme otra vez, así que la actitud de Jorge, en cierto modo, me quitaba presión.
Para mí era incluso mejor.
Con mi intervención, el ambiente se relajó un poco.
Lucas y yo volvimos a sentarnos.
Entró alguien al patio, por su vestimenta y porte parecía ser el asistente personal del anciano.
—Señor, han llegado Ismael y la señorita Pérez.
Me sobresalté. ¿Ismael? ¿Señorita Pérez?
¿Sería Daniela?
¡Qué coincidencia!
—Hazlos pasar —Jorge hizo un gesto, su rostro visiblemente más animado, como de