Lo miré sintiendo un calor ardiente en el pecho y sin poder contenerme le dije:
—Pero me dolería más que tú recibieras esas críticas.
Después de decir esto, volví a mirar por la ventana.
Avergonzada, no me atrevía a mirarlo.
Pero él se acercó, abrazándome por detrás e inclinándose para susurrar en mi oído:
—Con solo escuchar eso, todo ha valido la pena.
Sonreí sin decir nada, con una sensación indescriptible en el corazón.
Durante el camino a casa, seguía emocionada.
Sofía me había enviado muchos mensajes por WhatsApp; al abrirlos me enteré de que el espectáculo de drones ya era viral en todas las redes.
Como era de esperarse, surgieron todo tipo de comentarios.
Había mensajes conmovedores, de envidia y felicitaciones, pero también burlas, difamaciones y resentimiento hacia los ricos.
Pero estaba de tan buen humor que ya no me importaban las opiniones externas.
Incluso respondí con cierta malicia a algunos comentarios insultantes, como presumiendo. Y cuando encontraba comentarios dicie