–¿Qué es esto Alanna?
–Audrey, dame esas indicaciones, ¿por qué revisas mis cosas?
–Ah, ¿es un secreto?, ¿no le dirás a tu padre que será abuelo?
–Se lo diré cuando lo considere oportuno Audrey, ahora por favor, devuélveme esas indicaciones.
–¿Quién es el padre?, ¿uno de los estudiantes de medicina tan fracasados como tú?
–Para ti todo el que estudia es un fracasado, eres patética Audrey.
–Sigue insultándome y esto llegará a las manos de tu padre, esta misma noche.
–¿Qué llegará a mis manos esta noche?
–¡Papá! –exclamó Alanna perdiendo el color en el rostro.
–Hice una pregunta y estoy esperando la respuesta –exigió el padre muy severamente.
–Tu hija tiene algo importante qué decirte.
–No Audrey, no es nada papá, luego hablaré contigo.
–¿Es algo serio?
–Vaya que sí lo es.
–¡Audrey basta!
–Basta digo yo, quiero saber de una vez, qué es lo que está pasando entre ustedes.
–Dile Alanna.
–Audrey, ya.
–Audrey, dime tú qué está pasando.
–Tu hija está embarazada.
–¿Qué? ¿De quién es ese niño?
Alanna sin poder contener las lágrimas miraba a su padre deseando que la tierra se la tragara, ante su silencio su padre se alteraba más.
–Alanna respóndeme.
–No lo sé papá, fui a una fiesta de la escuela de medicina, luego un gran grupo nos fuimos a un club a bailar un poco, algo bebí que me hizo perder el sentido común, porque amanecí en una habitación de hotel con un desconocido, no me quedé a averiguar quién era, solo salí de allí sintiéndome muy mal, ha pasado un tiempo y comencé a tener mucho malestar, hoy me revisó un médico y determinó que estoy embarazada.
–Deshazte de ese embarazo de inmediato.
–No papá, no me pidas eso.
–Entonces, sí sabes de quién es –acotó Audrey.
–No lo sé, pero abortar no lo he considerado una opción, desde que me enteré del embarazo decidí tener a mi bebé.
–Confiaba en ti Alanna.
–Papá puedes seguir confiando en mí.
–Me has deshonrado, ahora solo eres una decepción.
Audrey hizo un esfuerzo inmenso para que salieran lágrimas de sus ojos y decir:
–¿Cómo pudiste Alanna?, tu padre ha hecho todo por ti y, ¿así le pagas?, será la burla de todo su círculo, esto podría costarle la magistratura.
–No, no papá, jamás haría algo que te afecte públicamente, ¿qué quieres que haga sin considerar el aborto?
–Vete de mi casa, ya no eres mi hija, te desconozco de ahora en más.
–Papá, ¿qué dices?, no puedes hacerme eso, además esta casa es de mi madre y yo soy tu única hija.
–Ya no más, no quiero volver a verte en lo que me resta de vida, desvergonzada, solo eres una mujerzuela de la calle.
–¡Papá, por favor!
–Alanna vete, no alteres más a tu padre, podría enfermarse y todo por tu mal comportamiento.
–¡Papá! –seguía diciendo en medio del llanto desgarrador que la aquejaba.
Sullivan Baker le dio la espalda y apoyado en su esposa comenzó a caminar hacia su habitación, a su lado Audrey no disimulaba la sonrisa de satisfacción que le producía lo sucedido, su plan había salido mejor de lo pensado y todo gracias a la imprudencia de Alanna.
Alanna recogió todos sus efectos personales, empacó lo que pudo y salió a la calle, abordó un taxi y se fue a un hotel, allí se registró con el apellido de su abuela materna.
Lloró amargamente esa noche, al amanecer le pidió disculpas a su bebé y le prometió luchar con todas sus fuerzas para que tuviera una buena vida. Esa tarde tomó un autobús que atravesó casi todo el país y la dejó en Washington DC.
Casi ocho años después…
–Vamos hermana, la séptima es la vencida.
–No era: “¿A la tercera es la vencida?”
–Podemos adaptarla a nuestras necesidades, este sí es, lo presiento.
Se acercaron a un hombre que venía escoltado por dos corpulentos guardaespaldas.
–Disculpe señor, ¿tiene un momento? –preguntó el pequeño, tomándole la delantera a su hermana.
Uno de los escoltas se interpuso, sin embargo, el hombre preguntó:
–¿Qué quieres niño?
–¿Qué edad tiene?
–Y eso, ¿por qué es relevante?
–Para calcular si puede ser nuestro papá.
A Kurt Hogdman le resultó divertida la respuesta y lo interrogó:
–¿Dónde está su madre? –preguntó cuando la niña se colocó al lado de su hermanito y le tomó la mano.
–Trabajando –contestaron a dúo.
–¿Y su padre?
–No tenemos –nueva respuesta de ambos al mismo tiempo.
–¿Están solos por aquí?
–No –contestó la niña y señalando hacia una chica que los esperaba muy cerca dijo– ella es nuestra niñera y nos acompaña a todas partes.
–Señor, estamos en mitad de la calle, ya deberíamos entrar –señaló uno de los escoltas.
–Debo irme niños, cuídense.
–¿No quiere escuchar nuestra propuesta?, se ve que es un hombre de negocios, ¿no le interesa un buen trato? –insistió el niño.
Kurt miró detenidamente a los niños, no pudo evitar la sonrisa que se formó en su rostro y contra toda normalidad, expresó:
–Me interesa mucho su propuesta, pero este no es lugar para negociar, ¿me acompañan a mi oficina?
–Sí, por supuesto –respondió el niño.
Cada uno de los pequeños se colocó al lado de él, al tiempo que le hacían señas a Penny, para que los siguiera.
Cuando Kurt Hogdman, hizo su entrada, llamó mucho la atención por las tres personas que lo acompañaban, él, como siempre, solo hacía leves movimientos de cabeza a modo de saludo, pero sin detenerse en su camino hasta el ascensor privado que lo trasladaba directamente al piso de presidencia.
–Buenos días señor presidente –saludó la recepcionista de su piso.
–Buenos días –contestó con la seriedad y distancia de siempre.
–Buenos días señor presidente –saludó su secretaria–, en su escritorio coloqué el contrato de la naviera italiana.
–Buenos días, lo veré más tarde, ahora voy a la sala de conferencias, niños, ¿desayunaron?, ¿quieren algo?
–Un jugo de frutos verdes, por favor –pidió la niña.
–Yo quiero cereal con leche deslactosada, por favor –solicitó el niño.
–Café para mí –dijo la niñera cuando recibió la mirada interrogante del presidente.
Kurt no se detuvo a pensar en que los niños habían pedido lo que él desayuna cada mañana, aunque sí lo notó. Solicitó a su asistente otro jugo verde y se dirigió a la sala de conferencias con sus acompañantes.
–Bien, no tengo mucho tiempo, pero quiero oír su propuesta. –Mi nombre es Zak Mitchell, ella es mi hermana Erin Mitchell, somos mellizos, estudiamos en el Colegio Montessori Capital y nos va muy bien, pero por primera vez habrá un importante y gran evento solo para los papás y necesitamos un padre que nos represente ese día, no queremos que nuestra mamá se sienta desplazada o abrumada por ser madre soltera, siempre hemos dicho que nuestro papá está ocupado y que viaja mucho. –En esta ocasión –explicó Erin–, han redactado invitaciones especiales para los padres y debemos entregar la confirmación de asistencia la próxima semana, no le hemos dicho a mamá, sería preocuparla y ella trabaja demasiado para que estemos bien, así que decidimos alquilar un papá por un día. –Hemos hecho varias entrevistas –continuó Zak– y la mayoría se reía de nuestra propuesta, hasta ahora, solo usted nos ha prestado más atención; por eso le propongo ser nuestro p
Cerró la llamada y quedó sonriendo por la astucia del pequeño, había conseguido ir a la heladería sin mucho esfuerzo de su parte.Seguidamente atendió a su madre por teléfono y luego de mucho discutir, aceptó, finalmente, la invitación a cenar en la casa familiar ya que fue persuadido con el argumento de que sus hermanos también asistirían.Kurt tenía dos hermanos menores que ya estaban felizmente casados con unas gemelas alemanas que conocieron en un viaje de vacaciones, uno de ellos tenía un hijo que era fanático del baloncesto y con quien compartía muchos domingos viendo partidos en la televisión; el otro tenía gemelos varones, pequeños aún, pero que también distraían mucho a su tío “cuto”, como le decían todos.Su madre insistía en que, siendo el mayor; el presidente de la exitosa empresa que fundó su abuelo y cabeza de familia luego del fallecimiento de su padre, estaba atrasado con el matrimonio.Por eso estaba encantada con la pelirroja Indira Spencer y no perdía oportunidad pa
Esa noche cuando Alanna llegó a su apartamento fue recibida por sus efusivos pequeños. –Mamita hermosa, ¿cómo estuvo tu día? –Muy bien mi pequeña, ¿tú cómo estás? –Bastante mejor, hoy no pude ir a clases porque él estómago me rechinaba. –Creo que fue algo viral mamita linda, porque yo me sentía igual, Penny nos mantuvo con dieta suave y ya yo también estoy mejor. –Me alegro mucho mis tesoros, me hubieran llamado. –No lo creímos necesario, te hubiéramos preocupado por nada. –Bien, voy a darme una ducha, ¿ya cenaron? –Te estábamos esperando, ve a ducharte y comeremos juntos.Alanna entró a la ducha y dejó que el agua tibia recorriera su cuerpo, estaba agotada, realmente exhausta, pero rendirse no era una opción, debía seguir luchando por sus hijos, cada día era una batalla campal de una guerra en la que solo deseaba ganar bien para mantener a sus hijos a salvo y seguros.Su mente nunca dejaba
Los minutos transcurrieron a mayor velocidad de la esperada, pronto los niños manifestaron que debían regresar a su casa; Kurt se ofreció a llevarlos y ellos por la premura estuvieron de acuerdo, olvidando la advertencia que siempre les hacía su madre sobre revelar su dirección. –Aquí vivimos, gracias por todo, ¿mañana a la misma hora? –Sí pequeños, mañana estaré a las cuatro en punto en la puerta de su colegio. –Hasta mañana.Kurt los vio entrar al edificio, tomó nota mental de la ubicación y deseó poder pasar un rato más con ellos, se consoló al decirse que al otro día contaría con su compañía nuevamente, buscaría un buen lugar adónde llevarlos.Apenas entró a su oficina fue abordado por su secretaria con la noticia de que su novia había estado esperándolo y tratando de comunicarse con él, hacía pocos minutos que había salido y no estaba muy contenta. –No importa, Laura, no te preocupes, yo tenía mi teléfono apagado. –Ella
INICIO DE FLASHBACK Cerró la llamada, se despidió de la chica que lo había invitado a su casa y manejó lo más rápido que pudo, entró al hospital muy alterado, en el camino se venía imaginando varios escenarios y ninguno era bueno: –Hola mamá, ¿qué pasó?, ¿qué tiene papá? –Estábamos en el salón, de pronto se llevó las manos a la cabeza, trató de hablarme, pero se desvaneció sin siquiera quejarse, vinimos por emergencia y aún está con los médicos, no me han dicho nada desde que lo ingresé. Llegaron sus hermanos y estuvieron sentados en silencio por otro rato hasta que un médico solicitó a los familiares del señor Hogdman, lo rodearon y les informaron: –Lamento informarles que el señor Hogdman falleció, la causa fue un aneurisma cerebral, sufrió un sangrado rápido y severo en el cerebro por lo que no pudimos hacer nada por su recuperación. Después de ese momento todo fue un caos, porque la reacción de su madre no se la esperaban, hubo que sedarla
Alanna aceleró todo lo permitido para llegar a su casa e interrogar a sus hijos, no podía ni siquiera imaginar qué estaba pasando o quién pudiera ser la persona que los buscaba cada tarde.Cuando entró, ellos corrieron a saludarla como siempre, pero su rostro desencajado los alarmó. –¿Qué te pasa mamita? –preguntó Erin. –¿Te sientes mal? –quiso saber Zak. –¿Quién es el hombre que los ha buscado al colegio estos días?Los niños se estremecieron y tomándose de las manos, bajaron la cabeza. –¡Respondan de i
Reflexionó unos segundos y con la vista fija en el piso, les dijo: –Cálmense, está bien iremos mañana al parque, pero aun debo pensar sobre la conveniencia de ir juntos al colegio el lunes, me siento mal por inducirlos a mentir. –Todo saldrá bien mamita, en realidad no queríamos abrumarte con eso de que nos molestaban en el colegio, solo tratamos de solucionarlo de una manera que no te afectara, lo que planeamos debe terminar el mismo día del evento, al salir de allí nos despedimos y todos regresamos a nuestras rutinas.Kurt escuchó atentamente la explicación de Zak, pero incomprensiblemente no se sintió bien cuando el niño dijo que todo terminaría el día del evento.
La conversación entre los niños seguía bajo la mirada sonriente de los adultos, entre ellos no habían cruzado palabra, solamente Kurt la miraba de soslayo admirando sus rasgos.Alanna disimulaba muy bien la curiosidad que sentía por detallar más el físico de Kurt, desde que tuvo a sus hijos se ha dedicado a su crianza y se alejó por completo de las citas y el coqueteo.Era la primera vez, desde que supo de su embarazo, que tenía alguna interacción cercana con un hombre, veía sus manos elegantes y cuidadas, escuchaba ocasionalmente su risa por lo que hablaban los niños y el exquisito aroma de su loción estaba prendido de sus fosas nasales, era realmente guapo se dijo cuando lo vio caminar hacia ellos en su edificio. –Hemos llegado niños –anunció Kurt.