Hola, hoy comienzan las actualizaciones diarias de esta historia que estoy creando con mucho cariño y espero que sea de su agrado.
Alanna aceleró todo lo permitido para llegar a su casa e interrogar a sus hijos, no podía ni siquiera imaginar qué estaba pasando o quién pudiera ser la persona que los buscaba cada tarde.Cuando entró, ellos corrieron a saludarla como siempre, pero su rostro desencajado los alarmó. –¿Qué te pasa mamita? –preguntó Erin. –¿Te sientes mal? –quiso saber Zak. –¿Quién es el hombre que los ha buscado al colegio estos días?Los niños se estremecieron y tomándose de las manos, bajaron la cabeza. –¡Respondan de i
Reflexionó unos segundos y con la vista fija en el piso, les dijo: –Cálmense, está bien iremos mañana al parque, pero aun debo pensar sobre la conveniencia de ir juntos al colegio el lunes, me siento mal por inducirlos a mentir. –Todo saldrá bien mamita, en realidad no queríamos abrumarte con eso de que nos molestaban en el colegio, solo tratamos de solucionarlo de una manera que no te afectara, lo que planeamos debe terminar el mismo día del evento, al salir de allí nos despedimos y todos regresamos a nuestras rutinas.Kurt escuchó atentamente la explicación de Zak, pero incomprensiblemente no se sintió bien cuando el niño dijo que todo terminaría el día del evento.
La conversación entre los niños seguía bajo la mirada sonriente de los adultos, entre ellos no habían cruzado palabra, solamente Kurt la miraba de soslayo admirando sus rasgos.Alanna disimulaba muy bien la curiosidad que sentía por detallar más el físico de Kurt, desde que tuvo a sus hijos se ha dedicado a su crianza y se alejó por completo de las citas y el coqueteo.Era la primera vez, desde que supo de su embarazo, que tenía alguna interacción cercana con un hombre, veía sus manos elegantes y cuidadas, escuchaba ocasionalmente su risa por lo que hablaban los niños y el exquisito aroma de su loción estaba prendido de sus fosas nasales, era realmente guapo se dijo cuando lo vio caminar hacia ellos en su edificio. –Hemos llegado niños –anunció Kurt.
Kurt lo miró asombrado y exclamó:–¡No seas descarado!, ¿acaso piensas casarte con ella? –¿Por qué no? –¡Theo!, eso no te lo crees ni tú mismo. –Empieza la guerra amigo mío, siempre hemos respetado las mujeres del otro, pero en este caso es muy diferente, esa mujer me gusta en serio, fui muy sincero contigo cuando te hablé de ella, de hecho, esta mañana fui a ver a mi abuela y salí triste porque no la encontré, ya entendí que no trabajó hoy. –Ciertamente, es la primera vez que nos ocurre algo as&iacut
A la mañana siguiente, los amigos llegaron al apartamento de Alanna con tres minutos de diferencia, cada uno llevaba bolsas con desayuno para todos; Alanna y sus hijos cruzaron miradas mientras sonreían.Theo dispuso las cosas en la mesa y Kurt fue a la cocina a buscar platos para servir, bajo la mirada curiosa de Theo que lo veía actuar con mucha confianza en el apartamento de Alanna; los niños se sentaron entusiasmados por el banquete que tenían ante ellos. –¿Ya habían desayunado? –preguntó Theo. –En realidad, no, porque nos despertamos hace poco.–Traje pasteles de jamón, pollo y carne; también jugos naturales –anunció Kurt.–Yo traje donas, pasteles de crema y panqueques de avena y banano –agreg&
Alanna lo miraba queriendo fundirlo con los ojos, pero ya la secretaria estaba de pie observándolos, así que disimuló lo mejor que pudo y entró con él a la oficina. –Buenos días señor director, soy Alanna Mitchell la madre de los mellizos Erin y Zak. –Yo soy Kurt Hogdman, el padre de los chiquillos. –Es un verdadero placer conocerlos al fin, díganme, ¿en qué puedo servirles? –Los niños me han hablado de un evento para los padres y quería saber en qué consiste el mismo, si hay algún cronograma y la fecha exacta. Verá, yo soy un hombre sumamente ocupado y el 90% del t
–¿Qué desea comer hoy señor Hogdman? –preguntó un mesero cordialmente. –Fusilli con la salsa de la casa, por favor –pidió, sin cederle la oportunidad a su madre o a Indira. –Yo quiero penne a la rabiatta –agregó Theo. –Para mí, una ensalada cesar –ordenó Indira. –Yo tomaré una crema de tomate –dijo la madre de Kurt. –Dijiste que tenías mucho apetito, ¿qué pasó? 
Por su parte, Kurt telefoneó a la casa de los niños, habló con ellos un rato preguntándoles por su día y por los resultados de la presentación de sus maquetas, casi media hora después, se despidieron cordialmente.Theo hizo algo ligeramente diferente, él llamó a Alanna directamente. –¿Aló? –Hola Alanna, soy Theo, ¿cómo estás? –Hola, bien gracias y tú. –Todo bien, te molesto porque me gustaría saber cómo les fue a los niños con sus maquetas. –