CAPÍTULO 5

Los minutos transcurrieron a mayor velocidad de la esperada, pronto los niños manifestaron que debían regresar a su casa; Kurt se ofreció a llevarlos y ellos por la premura estuvieron de acuerdo, olvidando la advertencia que siempre les hacía su madre sobre revelar su dirección.

            –Aquí vivimos, gracias por todo, ¿mañana a la misma hora?

            –Sí pequeños, mañana estaré a las cuatro en punto en la puerta de su colegio.

            –Hasta mañana.

Kurt los vio entrar al edificio, tomó nota mental de la ubicación y deseó poder pasar un rato más con ellos, se consoló al decirse que al otro día contaría con su compañía nuevamente, buscaría un buen lugar adónde llevarlos.

Apenas entró a su oficina fue abordado por su secretaria con la noticia de que su novia había estado esperándolo y tratando de comunicarse con él, hacía pocos minutos que había salido y no estaba muy contenta.

            –No importa, Laura, no te preocupes, yo tenía mi teléfono apagado.

            –Ella entró a su oficina y no pude evitarlo señor Hogdman, me dijo que me quedaría sin trabajo.

            –El único que puede despedirte soy yo y no lo haré porque le impidas la entrada a mi oficina, que no vuelva a suceder.

            –De acuerdo señor Hogdman.

Kurt entró a su oficina, con la vista recorrió todo el espacio y no encontró nada fuera de lugar, pero al sentarse en su escritorio de uno de los cajones sobresalía un trozo de tela y al abrir se encontró con una mini tanga de encaje negro, la tenía aun en su mano, mirándola con incredulidad cuando entró Theo Jankow, su mejor amigo.

            –¿Qué es eso?, ¿el recuerdo de una tarde movida?

            –¿Cómo se te ocurre?, parece que Indira piensa tentarme con esto.

            –Pues ya quisiera yo que la preciosa mujer que conocí hoy me obsequiara algo así.

            –¿Cuál mujer?, me dijiste que irías a visitar a tu abuela.

            –Eso hice y gracias al cielo, allí conocí a la mujer más espectacular que puedas imaginar, tiene el cabello largo de color miel y unos ojos verdes impresionantes, la boca es un perfecto corazón con labios gruesos y el cuerpo con cada curva que me encantaría recorrer con mis manos.

            –Toma, límpiate la boca, porque estás babeando amigo.

            –Te juro que no es para menos. A partir de hoy visitaré a mi abuela con más frecuencia, ella estaba muy feliz de verme, conversamos por mucho rato luego de que la hermosa mujer le hiciera sus terapias matutinas.

            –¿Hablaste con esa mujer?

            –No y mi abuela no supo decirme su nombre, tampoco pude leer la placa que portaba su identificación, por eso debo volver el sábado e intentar averiguar más sobre ella, quedé impresionado.

            –Ya veo.

            –¿Tú en qué andas?, ¿acabas de llegar?

            –Sí, estuve fuera una hora y durante ese tiempo vino Indira e hizo esta gracia.

            –¿Qué te pasa con ella?, es una mujer muy bonita.

            –Nadie la ha visto como yo, es déspota con los que considera inferiores a ella, mi familia cree que es un dulce, pero sé muy bien que es cruel y manipuladora, no encuentro como zafarme de ella para serte sincero, porque si bien me escabullo cada vez que puedo, se aparece en casa de mi madre y ella la recibe con bombos y platillos, hasta mis cuñadas creen que es maravillosa.

            –Vaya, los tiene cegados a todos.

            –Bueno, Luke ya está advertido y prometió ayudarme a vigilarla.

En el momento en que lo nombró, precisamente Luke Hogdman apareció en su puerta.

            –Hermano, acabo de nombrarte.

            –Espero que para decir que soy tu favorito, caso contrario no te diré lo que averigüé de tu ángel diabólico, como la llamaste anoche.

            –Jajaja –rio Theo–, de verdad la detestas.

            –Indira Spencer es la bailarina estrella del club Secretos, este club es privado, podría decirse que es exclusivo. La membresía es de doscientos cincuenta mil billetes, por otro lado, la mayoría de los que asisten a ese lugar se mueven en el bajo mundo luego de cerrar sus empresas que en realidad son fachadas legales.

            –Uy, Kurt haces bien en mantenerte alejado de cualquier compromiso con ella –expresó su amigo Theo.

            –¿Por qué no me invitaron a esta reunión? –reclamó Jay Hogdman al entrar y encontrar a sus hermanos mayores junto a Theo en una conversación que parecía seria.

            –Jay, Luke descubrió que Indira es bailarina de un club nocturno, frecuentado por mafiosos –le explicó Kurt–, así que trata de mantener a Galiana lejos de ese peligro, con los clientes que frecuenta podrían confundir a las gemelas al estar con ella y sería un feo malentendido.

            –Tú también cuídate, no sabemos qué clase de amigos se ha hecho en ese lugar –le advirtió su hermano Jay.

***

Al día siguiente los niños repitieron el procedimiento con el chofer de su transporte y al abordar el automóvil de Kurt, este los llevó al muelle desde donde se veían salir los cruceros y se podían apreciar las olas rompiendo contra el muro, ellos se divertían al sentir la brisa salpicando sus rostros con el agua salada.

En un momento todos tenían la misma posición con la cara apoyada en su mano derecha mientras la mano izquierda reposaba en su rodilla, el primero en darse cuenta fue Zak y una idea brilló en su mente.

            –Señor Hogdman, ¿tuvo una novia hace ocho años?

            –¿Qué?, no pequeño, hace ocho años me sentía demasiado perdido para tener novia.

            –¿Por qué?

            –Porque en ese tiempo falleció mi padre y estaba muy sumido en el dolor para siquiera ver quien estaba a mi alrededor, ni siquiera fui buena compañía para mi madre, no pudimos consolarnos uno al otro.

            –Lo siento, perdón por ser tan indiscreto con esa pregunta.

            –¿Por qué me preguntaste eso?

            –De pronto noté que estábamos en la misma posición y me surgió la idea de que tal vez conoció a nuestra madre, pero está claro que fue solo una coincidencia.

            –Ya es hora de irnos –anunció Erin.

            –Es cierto, vámonos –dijo Zak.

Kurt los llevó a su edificio, esperó que ingresaran y esta vez le solicitó a su chofer que se devolviera al muelle, con la mirada perdida en el horizonte, recordó lo vivido ocho años atrás, una tarde que recibió una angustiante llamada de su madre, indicándole que estaba llevando a su padre al hospital.

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