Esa noche cuando Alanna llegó a su apartamento fue recibida por sus efusivos pequeños.
–Mamita hermosa, ¿cómo estuvo tu día?
–Muy bien mi pequeña, ¿tú cómo estás?
–Bastante mejor, hoy no pude ir a clases porque él estómago me rechinaba.
–Creo que fue algo viral mamita linda, porque yo me sentía igual, Penny nos mantuvo con dieta suave y ya yo también estoy mejor.
–Me alegro mucho mis tesoros, me hubieran llamado.
–No lo creímos necesario, te hubiéramos preocupado por nada.
–Bien, voy a darme una ducha, ¿ya cenaron?
–Te estábamos esperando, ve a ducharte y comeremos juntos.
Alanna entró a la ducha y dejó que el agua tibia recorriera su cuerpo, estaba agotada, realmente exhausta, pero rendirse no era una opción, debía seguir luchando por sus hijos, cada día era una batalla campal de una guerra en la que solo deseaba ganar bien para mantener a sus hijos a salvo y seguros.
Su mente nunca dejaba de traerle al presente los terribles recuerdos del día en que su padre se enteró de su embarazo. Con solo cerrar los ojos revivía la dura expresión de su padre mientras pronunciaba las palabras que le arrebataron todo con lo que había crecido, siempre se formaba un nudo en su garganta y el escozor en sus ojos la hacía respirar profundamente para no llorar.
–Mamita, ¿te dormiste bajo la ducha? –una vocecita la sacó de sus reflexiones.
–No, no mi cielo, ya salgo, es que el agua calientita estaba muy reconfortante.
–Te entiendo, pero date prisa, ya servimos todo.
Sonrió, suspiró y se secó rápidamente para acompañar a sus mellizos, quienes simplemente se habían convertido en su bendición más grande.
***
A la mañana siguiente, como siempre, todos iban de un lado a otro arreglando las cosas para enfrentar un nuevo día.
Ella se fue al centro de rehabilitación donde trabajaba por las mañanas luego de darle un beso a cada uno de sus hijos y subirlos al transporte que utilizaban, para ir a su colegio.
Puntualmente sonó el timbre de salida a las cuatro de la tarde, los niños se miraron con complicidad, se acercaron al chofer del transporte y le dijeron que, “su padre había ido por ellos”, seguidamente enfilaron sus pasos hacia el lujoso automóvil donde los esperaba Kurt Hogdman.
–Buenas tardes señor Hogdman –saludó Zak.
–¿Cómo estuvo su día señor Hogdman? –preguntó Erin.
–Buenas tardes pequeños, estuve bastante ocupado, así que esta ida a la heladería me permitirá relajarme un poco.
Llegaron al lugar, Kurt llamó la atención de las madres que estaban allí y los niños astutamente se colocaron a cada lado de él y lo tomaron de las manos.
Una vez frente al mostrador, los tres dijeron al mismo tiempo:
–Un helado de yogurt con frutos rojos por favor –se vieron y rieron por la casualidad.
–¿Quieren lluvia de maní? –preguntó la chica que los atendía.
–No, por favor, somos alérgicos –respondió Zak.
–Yo también –agregó Kurt–, ya intrigado por las similitudes entre ellos.
Tomaron asiento y luego de degustar un poco de helado, Kurt les dijo:
–Bueno niños, ahora, por favor díganme qué debo hacer el día del evento.
–Comenzará a las nueve de la mañana, aquí tengo el programa, primero nos reuniremos en cada salón donde los padres hablarán de sus ocupaciones.
–¿Cómo se les ocurrió la idea de buscar un papá para ese día?
–Nuestra madre nunca ha ido a nuestro colegio, de verdad no sabemos la razón, pero de lo que sí estamos seguros es de que, si ese día no aparece nuestro papá seremos la burla de todos, ya que más de una vez han insinuado que somos huérfanos porque no han visto a nuestros padres.
–¿Se lo han comentado a ella?
–No queremos preocuparla, ella realmente se esfuerza mucho trabajando de lunes a viernes, los sábados la dejamos dormir hasta tarde y luego de despertar nos dedicamos a pasar tiempo de calidad juntos.
–¿No visitan a sus abuelos?
–No tenemos –Kurt entendió que ella no les había hablado de su abuelo, quien aún vivía.
–¿Le han preguntado a su madre sobre su papá?
–Ella se sonroja mucho cuando le preguntamos, así que debe ser algo que le avergüenza contar, entonces lo dejamos así, porque no queremos hacerla sentir mal.
–¿Saben? Admiro mucho el amor y el respeto que demuestran por su madre, debe sentirse muy orgullosa de ustedes.
–Nosotros estamos orgullosos de ella, ¿usted es casado?
–No, estoy soltero.
–¿Le gustaría conocer a nuestra madre?
–Me encantaría.
–Pero mucho cuidado con malas intenciones, solo permitiríamos que la conozca para que confirme que es maravillosa –advirtió Zak, mirándolo seriamente.
–No se preocupen, estoy lo suficientemente ocupado como para querer complicarme la vida con una relación sentimental. ¿Qué más debo saber del día del evento?
–Cuando hable de sus ocupaciones y de lo que hace en su trabajo, agregue que nos ama mucho y que está muy orgulloso de nosotros.
–Desde hoy hasta el evento, les propongo que pasemos tiempo juntos para conocerlos más y poder responder con seguridad cualquier pregunta que me hagan sobre ustedes.
–¿En serio?, pero no podemos venir todos los días a la heladería.
–Hay muchos sitios a los cuales podemos ir y pasar el rato, también hay pizzerías, ventas de hamburguesa, ¿cuál es su favorita?
–Comemos pizza sin queso por la intolerancia a la lactosa. Yo como hamburguesa de carne y mi hermanita de pollo, a los dos nos encantan las alitas con miel, la pasta y la crema de verduras.
–¿Con qué se distraen?
–Mami nos lleva a museos de arte y de ciencias; vamos al teatro y al ballet; nos llevó una vez al parque de diversiones, pero no teníamos la altura suficiente, así que tenemos que esperar a crecer un poco más, ya estamos cerca porque la estatura mínima es 1,20.
–Me alegra saber que se ocupa de que tengan una educación cultural muy amplia.
–Nuestra madre es la mejor, ella también es muy educada y elegante –dijo Erin.
–Ya hermana, no le hagas tanta publicidad –protestó Zak.
Kurt no pudo evitar reír ante la protesta de Zak, al mismo tiempo la curiosidad sobre Alanna crecía en su interior. Lamentó no haber pedido fotos de ella a su investigador, pero pensó que aún tenía oportunidad de hacerlo.
Los minutos transcurrieron a mayor velocidad de la esperada, pronto los niños manifestaron que debían regresar a su casa; Kurt se ofreció a llevarlos y ellos por la premura estuvieron de acuerdo, olvidando la advertencia que siempre les hacía su madre sobre revelar su dirección. –Aquí vivimos, gracias por todo, ¿mañana a la misma hora? –Sí pequeños, mañana estaré a las cuatro en punto en la puerta de su colegio. –Hasta mañana.Kurt los vio entrar al edificio, tomó nota mental de la ubicación y deseó poder pasar un rato más con ellos, se consoló al decirse que al otro día contaría con su compañía nuevamente, buscaría un buen lugar adónde llevarlos.Apenas entró a su oficina fue abordado por su secretaria con la noticia de que su novia había estado esperándolo y tratando de comunicarse con él, hacía pocos minutos que había salido y no estaba muy contenta. –No importa, Laura, no te preocupes, yo tenía mi teléfono apagado. –Ella
INICIO DE FLASHBACK Cerró la llamada, se despidió de la chica que lo había invitado a su casa y manejó lo más rápido que pudo, entró al hospital muy alterado, en el camino se venía imaginando varios escenarios y ninguno era bueno: –Hola mamá, ¿qué pasó?, ¿qué tiene papá? –Estábamos en el salón, de pronto se llevó las manos a la cabeza, trató de hablarme, pero se desvaneció sin siquiera quejarse, vinimos por emergencia y aún está con los médicos, no me han dicho nada desde que lo ingresé. Llegaron sus hermanos y estuvieron sentados en silencio por otro rato hasta que un médico solicitó a los familiares del señor Hogdman, lo rodearon y les informaron: –Lamento informarles que el señor Hogdman falleció, la causa fue un aneurisma cerebral, sufrió un sangrado rápido y severo en el cerebro por lo que no pudimos hacer nada por su recuperación. Después de ese momento todo fue un caos, porque la reacción de su madre no se la esperaban, hubo que sedarla
Alanna aceleró todo lo permitido para llegar a su casa e interrogar a sus hijos, no podía ni siquiera imaginar qué estaba pasando o quién pudiera ser la persona que los buscaba cada tarde.Cuando entró, ellos corrieron a saludarla como siempre, pero su rostro desencajado los alarmó. –¿Qué te pasa mamita? –preguntó Erin. –¿Te sientes mal? –quiso saber Zak. –¿Quién es el hombre que los ha buscado al colegio estos días?Los niños se estremecieron y tomándose de las manos, bajaron la cabeza. –¡Respondan de i
Reflexionó unos segundos y con la vista fija en el piso, les dijo: –Cálmense, está bien iremos mañana al parque, pero aun debo pensar sobre la conveniencia de ir juntos al colegio el lunes, me siento mal por inducirlos a mentir. –Todo saldrá bien mamita, en realidad no queríamos abrumarte con eso de que nos molestaban en el colegio, solo tratamos de solucionarlo de una manera que no te afectara, lo que planeamos debe terminar el mismo día del evento, al salir de allí nos despedimos y todos regresamos a nuestras rutinas.Kurt escuchó atentamente la explicación de Zak, pero incomprensiblemente no se sintió bien cuando el niño dijo que todo terminaría el día del evento.
La conversación entre los niños seguía bajo la mirada sonriente de los adultos, entre ellos no habían cruzado palabra, solamente Kurt la miraba de soslayo admirando sus rasgos.Alanna disimulaba muy bien la curiosidad que sentía por detallar más el físico de Kurt, desde que tuvo a sus hijos se ha dedicado a su crianza y se alejó por completo de las citas y el coqueteo.Era la primera vez, desde que supo de su embarazo, que tenía alguna interacción cercana con un hombre, veía sus manos elegantes y cuidadas, escuchaba ocasionalmente su risa por lo que hablaban los niños y el exquisito aroma de su loción estaba prendido de sus fosas nasales, era realmente guapo se dijo cuando lo vio caminar hacia ellos en su edificio. –Hemos llegado niños –anunció Kurt.
Kurt lo miró asombrado y exclamó:–¡No seas descarado!, ¿acaso piensas casarte con ella? –¿Por qué no? –¡Theo!, eso no te lo crees ni tú mismo. –Empieza la guerra amigo mío, siempre hemos respetado las mujeres del otro, pero en este caso es muy diferente, esa mujer me gusta en serio, fui muy sincero contigo cuando te hablé de ella, de hecho, esta mañana fui a ver a mi abuela y salí triste porque no la encontré, ya entendí que no trabajó hoy. –Ciertamente, es la primera vez que nos ocurre algo as&iacut
A la mañana siguiente, los amigos llegaron al apartamento de Alanna con tres minutos de diferencia, cada uno llevaba bolsas con desayuno para todos; Alanna y sus hijos cruzaron miradas mientras sonreían.Theo dispuso las cosas en la mesa y Kurt fue a la cocina a buscar platos para servir, bajo la mirada curiosa de Theo que lo veía actuar con mucha confianza en el apartamento de Alanna; los niños se sentaron entusiasmados por el banquete que tenían ante ellos. –¿Ya habían desayunado? –preguntó Theo. –En realidad, no, porque nos despertamos hace poco.–Traje pasteles de jamón, pollo y carne; también jugos naturales –anunció Kurt.–Yo traje donas, pasteles de crema y panqueques de avena y banano –agreg&
Alanna lo miraba queriendo fundirlo con los ojos, pero ya la secretaria estaba de pie observándolos, así que disimuló lo mejor que pudo y entró con él a la oficina. –Buenos días señor director, soy Alanna Mitchell la madre de los mellizos Erin y Zak. –Yo soy Kurt Hogdman, el padre de los chiquillos. –Es un verdadero placer conocerlos al fin, díganme, ¿en qué puedo servirles? –Los niños me han hablado de un evento para los padres y quería saber en qué consiste el mismo, si hay algún cronograma y la fecha exacta. Verá, yo soy un hombre sumamente ocupado y el 90% del t