CAPÍTULO 3

Cerró la llamada y quedó sonriendo por la astucia del pequeño, había conseguido ir a la heladería sin mucho esfuerzo de su parte.

Seguidamente atendió a su madre por teléfono y luego de mucho discutir, aceptó, finalmente, la invitación a cenar en la casa familiar ya que fue persuadido con el argumento de que sus hermanos también asistirían.

Kurt tenía dos hermanos menores que ya estaban felizmente casados con unas gemelas alemanas que conocieron en un viaje de vacaciones, uno de ellos tenía un hijo que era fanático del baloncesto y con quien compartía muchos domingos viendo partidos en la televisión; el otro tenía gemelos varones, pequeños aún, pero que también distraían mucho a su tío “cuto”, como le decían todos.

Su madre insistía en que, siendo el mayor; el presidente de la exitosa empresa que fundó su abuelo y cabeza de familia luego del fallecimiento de su padre, estaba atrasado con el matrimonio.

Por eso estaba encantada con la pelirroja Indira Spencer y no perdía oportunidad para incluirla en todas las reuniones de la familia Hogdman.

Al llegar y adentrarse en el pasillo que conducía al salón familiar podían oírse las risas de sus cuñadas quienes seguramente escuchaban alguna anécdota de su “novia”.

Una novia a la que no había besado porque, aunque era una mujer hermosa, no despertaba en él ninguna atracción y él no lo disimulaba. Ya había tenido agrias discusiones con ella, sobre todo cuando hablaba de un supuesto compromiso que solo estaba en su mente.

            –Buenas noches familia e…, Indira.

            –Buenas noches amor, tu madre me invitó a la cena familiar.

Los niños se entusiasmaron al ver a su tío “cuto” y fue la excusa perfecta para él concentrarse en ellos sin prestarle atención a la mujer que lo veía con los ojos entrecerrados y disimulando el disgusto que la invadía por la indiferencia del hombre que había escogido para ella.

No habían sido pocos sus esfuerzos para convertirse en la pareja del soltero más codiciado de la ciudad, todas las mujeres hablaban de él y querían una oportunidad para acercársele, ella se había encargado de desalentar a unas cuantas, sin embargo, la tarea era a diario.

            –Pasemos a la mesa, ya la comida está servida –anunció su madre.

            –Vamos niños, a lavarnos las manos para comer –pidió el tío “cuto”

Al tomar asiento tuvo especial cuidado de quedar entre los niños, no iba a comer tranquilo si tenía la mano de Indira, sobre su pierna todo el rato.

            –Hijo, me comentó Indira que aún no concretan la fecha para la fiesta en la que se anunciará su compromiso.

El silencio que repentinamente se hizo en la mesa, fue sepulcral.

            –No habrá ninguna fiesta de compromiso madre, lo he dicho claramente. Indira –dijo girándose hacia la pelirroja–, no sé por qué sigues con esa idea si ni siquiera te he pedido que seamos novios formalmente, hemos salido unas pocas veces solamente y no en plan de cita romántica precisamente, en eso siempre he sido claro.

            –Todos nos han visto juntos y esa es la opinión general, nuestro círculo social nos considera una pareja enamorada.

            –Opinión que tú has alimentado, siempre procuras estar a mi lado cuando hay un fotógrafo cerca y te apareces en todos los lugares donde estoy reunido en plan social, pero yo particularmente, no te considero mi futura esposa.

            –¡Hijo!, no seas altanero.

            –Soy sincero madre, de qué otra forma les hago entender que no estoy interesado en una relación formal con ella ni con nadie, por ahora.

            –Pero Indira, es perfecta.

            –Sí lo es para ti, puedes quedártela.

            –Kurt, ¡respétame!

            –Lo siento madre, pero si sigues presionando eso es lo que conseguirás, perdí el apetito, ahora con su permiso necesito salir de aquí –dijo al tiempo de levantarse y girar para abandonar el comedor.

            –Tío “cuto” –lo llamaron los niños.

            –Chicos, nos vemos el domingo en el parque, estaré esperándolos.

–¡Kurt! –llamó uno de sus hermanos que lo siguió–. Espera Kurt, no te digo que obedezcas a nuestra madre, pero ¿no te parece que fuiste muy brusco?

            –Posiblemente, pero me tiene harto con su insistencia, además Indira se ha convertido en mi sombra.

            –¿Tuviste algo íntimo con ella para que tenga ese empeño?

            –Nunca y te juro que los tiene engañados, no es la dulce jovencita que se muestra ante ustedes, es manipuladora y maquiavélica.

            –Mi esposa dice que es un ángel.

            –Ángel diabólico, deberías aconsejarle que se aleje de ella.

            –De verdad te desagrada.

            –Me molesta su insistencia y sobre todo los rumores que esparce sobre nosotros, cuando lo único que se me ha ocurrido es invitarla a comer. Se aparece en mi oficina, en el club, en cualquier restaurante donde me encuentre, estoy seguro de que me vigila día y noche.

            –Tranquilo hermano, pondré más atención y le pediré a nuestro jefe de seguridad que esté al tanto, te aviso cualquier cosa.

            –Te lo agradezco, nos vemos mañana en la oficina.

Kurt subió a su automóvil y condujo hasta el edificio donde poseía un fabuloso apartamento que además era su refugio. Debido a la escena en casa de su madre no había probado la comida, así que revisó su refrigerador y puso en el microondas una crema de vegetales y un poco de estofado.

Se sirvió un trago y salió a la terraza a contemplar las luces de la ciudad, a su mente volvieron los niños Mitchell y revisó en el teléfono su correo a ver si tenía información del investigador privado, encontrando que sí le había escrito.

INFORME DE INVESTIGACIÓN

Alanna Mitchell, nació en San Francisco, tiene 28 años, hija de Sullivan Baker y de Michaela Thyne-Mitchell. Él, prestigioso abogado director de uno de los mejores bufetes de California, ella, Cirujana Cardiovascular que falleció en un accidente automovilístico cuando Alanna tenía 16 años.

Alanna salió de la casa de su padre a la edad de 21 años, poco antes de terminar sus estudios de medicina en la Universidad de Stanford, no hay registros de que se haya graduado. Se mudó a Washington DC y ocho meses después dio a luz a mellizos, los ha criado sola y actualmente asiste a tres trabajos para mantenerlos.

Uno de esos trabajos es con Conrad Gregg el multimillonario líder de las comunicaciones, es un hombre mayor sin familiares y Alanna lleva cinco años trabajando para él, por dos años le hizo rehabilitación, pero ahora simplemente lo asiste en muchas cosas, la educación de sus niños está a cargo de Gregg.

FIN DEL INFORME

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