Aseado, alimentado y usando ropa más cómoda que el traje de tres piezas con el que andaba a diario, Kurt regresó al instituto médico-docente muy dispuesto a pasar la noche acompañando a Alanna, algo en lo que había insistido bastante hasta que le informaron que ya podían trasladarla desde Cuidados Intensivos a una habitación donde si permitían que alguien estuviera con ella y recibir visitas regularmente.Él ordenó una habitación privada y amplia por lo que tenía un diván en el que podría recostarse durante la noche para no permanecer sentado mucho tiempo, debido a la molestia que todavía sentía en su espalda baja, aunque, a decir verdad, el diván no era muy apropiado para su musculosa humanidad de 187 centímetros.Al entrar a la habitación encontró a Alanna con uno de los médicos tratantes, su primera impresión le hizo fruncir el ceño, ya que ese doctor sujetaba una mano de Alanna y estaba tan embelesado hablándole que no se percató de su llegada, así que se aclaró la garganta y salu
Los doctores que hablaban con Alanna le infundieron tranquilidad y esperanza, se despidieron prometiéndole mantenerla al tanto de cada acción que tomaran con Zak, también le dieron el informe médico de Erin y le dijeron que ya ella podría visitarla regularmente.Unos minutos después, el médico tratante de Alanna se retiró ofreciendo regresar al otro día temprano para supervisar su primera caminata.Cuando se cerró la puerta de la habitación tras él, Kurt exhaló el aire que estaba reteniendo ya que parecía que no tenía muchas ganas de irse, así que no pudo reprimir el comentario: –Pensé que se quedaría aquí. –Tú también deberías retirarte, el horario de visita t
Cuando Gabriel Pearson entró a la casa con el fin de hablar con la “hermana María Eugenia” la buscó por las estancias comunes de la casa, tocó varias veces en la puerta de la habitación que le habían asignado y así lo encontró su esposa. –¿Qué pasa cariño? –No encuentro a la hermana María Eugenia. –Pero no ha salido, yo estuve hasta ahorita en el porche, déjame que yo entro, tal vez se quedó dormida.Josephine, la esposa de Gabriel entró a la habitación y no la ubicó, al salir al pasillo se miraron interrogantes, entonces escucharon como un forcejeo en la habitación contigua que era la ocupada por la sueg
Con esa sonrisa la encontró su amiga y vecina Penny. –¿Cuánto por tus pensamientos? –le espetó al acercarse a su cama, sobresaltándola. –Eres muy curiosa, ¿sabías? –¿Cómo te sientes amiga? –le preguntó al tiempo de inclinarse y darle un beso en la frente. –Bien, mal y extraña. –¿Cómo es eso? –quiso saber su amiga Penny. –Bien porque desde que supe que estaba embarazada tenía una espina en el pecho
En su habitación Erin estaba acostada con la vista fija en el techo, Penny se acercó a ella acompañada por una enfermera, la niña estaba tan metida en sus pensamientos que su amiga y vecina tuvo que llamar su atención tocándola suavemente en un bracito. –Mi peque, estás perdida en tu mente. –Hola Penny, estoy trabajando mi paciencia ya que solo tengo muchas ganas de correr a ver a mi hermanito, yo siento aquí –dijo tocándose el pecho–, que algo está muy mal, algo dentro de él está avanzando con rapidez y si no lo curan con urgencia ahora mismo, luego será muy difícil que se recupere. –Los médicos están muy pendientes de &eacu
Las despertaron porque le llevaron el almuerzo a Alanna y Erin debía volver a su habitación para comer también, una enfermera se la llevó en la silla de ruedas con la promesa de su madre de que le devolvería la visita en la tarde.Penny anunció que iba a la cafetería a comprarse algo, pero no alcanzó a salir porque entró Theo con una bolsa que olía delicioso, la saludó con un beso en cada mejilla, en su frente, su nariz y finalmente en sus labios. –Te traje comida porque seguramente no ibas a comprarte nada decente aquí.Le entregó la bolsa a Penny y se acercó a Alanna, quien ya estaba luchando con ella misma tratando de consumir el pollo insípido con una papa sancochada que le habían servido. –¿
Al estar en su piso la enfermera estaba esperándola y apenas entró a la habitación, la tomó por un brazo y comenzaron a caminar, el señor Gregg iba a su lado al mismo paso, él de pronto le dijo: –Mi niña, lo que viene a continuación, tal como dijo el oncólogo de Zak es largo, sabes que te considero mi nieta, yo no tengo a nadie más sino a ustedes y lo que te voy a proponer lo hago con el corazón en la mano. –Señor Gregg, ¿en qué está pensando? –Cuando te den el alta deberías dedicarte a los pequeños, Zak requerirá total dedicación, es decir tu atención constante, nadie mejor que su madre casi doctora para cuid
Kurt se incorporó un poco más en la cama y quedó sentado por lo que invitó a Alanna para que tomara asiento a su lado, ella lo hizo dócilmente, se tomaron de las manos y al mirarse sonrieron. –¿Sabes?, Erin me preguntó que, si ya éramos novios, le respondí que sí, pero enseguida dijo que lo siguiente era casarnos; yo le aclaré que vamos a ir poco a poco para conocernos, pero en su lógica dijo que si ya teníamos hijos qué más podíamos conocer el uno del otro. –No tiene edad para contarle al detalle lo que pasó entre nosotros. –Obviamente no, a quien sí le conté fue al señor Gregg y creo que tu madre fue quien s