Los chicos subieron cada uno a una habitación diferente para que les vistieran los del servicio de la tienda que contrataron sus familiares.
El señor Alexander subió a la habitación en dónde su querido hijo se estaba cambiando y consigo llevaba varias argollas de matrimonio para que él eligiera la que más le gustaría ver en el dedo anular de su amada esposa.
- Papá pero el que tenía que haberlos comprado era yo, no ustedes. Yo tenía planeado comprarselo cuando recibiera el primer pago por mi trabajo.
- Ya hijo, tómalo como el regalo de bodas de parte de tus padres ya que no se podrán ir de viaje como luna de miel a causa de sus estudios.
- Gracias padre, eres y serás siempre mi más grande ejemplo a seguir.
Los personajes que llevarían a cabo la oficialización de esta unión ya estaban presentes (el padre y el juez) ya solo faltaban los novios para comenzar.
La señora Carolina subió a las habitaciones a comunicarles a los chicos que ya estaba