— ¿Cómo pudo pasar esto?
— Sencillo. Nos hemos confiado demasiado.
Stacy estaba sentada a la orilla de un peñasco con las piernas balanceándose en el vació. Setri estaba de pie junto a ella y ambos miraban el horizonte, donde una mezcla de tonos grises y anaranjados ofrecía un espectáculo nunca antes visto sobre la Tierra.
— Si las legiones deciden no participar en la batalla, lamento decir que nuestras probabilidades de éxito son escasas
— ¡Eso no sucederá! – replicó Stacy poniéndose en pie de un brinco. El eco de su voz resonó en la lejanía.
— Eso no podemos saberlo – dijo Setri — Debemos convocarlos cuanto antes. Debemos traer hasta aquí toda la caballería de los infiernos.
El rostro de Stacy, más humano que nunca, denotaba una preocupación que alarmaba al propio