4

Tengo calor. Me remuevo incómoda para apaciguar un poco el calor, aún así no logró nada. 

Siento algo pesado en mi estómago y abro los ojos. Al principio, me acostumbro a la luz de la habitación; detalló bien el lugar y se que, está no es mi habitación.

Ross está dormida en mi estómago, mejor dicho, su cabeza esta apoyada en mi estómago y sus brazos en la cama.

Parpadeo varias veces y observo a Matheo en el sofá recostado, alterno la vista entre los dos algo confundida y más por la presencia de Matheo.

¿Por qué se quedo? ¿Qué hace aquí? Eso es más que obvio, pero la verdadera pregunta es ¿Por qué se interesa tanto por una desconocida? Algo raro, pero sólo sonrió a medias.

Trató de moverme porque mi pierna se esta durmiendo y está vez Ross se despierta. Ella parpadea varias veces y cuando repara en mi, se me tira encima.

—Ann, despertaste. No me vuelvas a asustar así —Me abraza y yo le correspondo.

—¿Qué sucedió? —Matheo me observa con ¿alivio? En su rostro. ¿En qué momento se levanto?

—Estabas muy débil hoy y por eso te desmayaste. Menos mal, porque moriría si esa enfermedad regresa —Alterno la vista entre los dos y caigo en cuenta que Matheo ya sabe. Era lo que menos quería. No quiero que se preocupe por mi e incluso que me tenga lástima; odio eso.

—Ya me siento bien —Hasta ahora el chico presente no ha hablado.

—Menos mal. El doctor nos informo que en los exámenes no salió nada malo. Que todo está bien contigo —Siento un gran alivio y suspiró. Estoy feliz.

—¿Entonces ya me puedo ir? Sabes que odio los hospitales —Hago una mueca de disgusto.

—No, mañana te dan de alta —Chasqueo la lengua con fastidio.

—¿No dijiste nada de esto a mis padres? —Pregunto con algo de miedo. No me gusta preocupar a mis padres.

—No, porque no tienes nada malo y si lo hacía, sé que cuando despertaras me ibas a querer matar —Sonreí, ella me conoce muy bien. Reparo otra vez en la presencia de Matheo.

—Estoy confundida todavía, pero ¿Qué haces aquí?— Esta vez mi pregunta está dirigida a Matheo y el sonríe; su sonrisa es sensual y descubrí que me encanta. ¿Qué demonios sucede conmigo? Ahora mismo quiero golpearme, me frustra todo este desastre.

—¿Acaso quieres que me vaya? —Pregunta en un tono de burla. Mis mejillas se tiñen de rojo y miro a Ross que también se está riendo de mi.

—Engreído —Se acerca a mi y mete un mechón de mi cabello detrás de mi oreja. Reprimo un jadeo y busco la mirada de Ross para pedirle ayuda, sólo se encoje de hombros con diversión. Traicionera.

—Si quieres me voy —Se da la vuelta para irse.

—No… digo, si… m****a —Golpeó mi frente. Tonta Annely. Tonta. Parezco una adolescente hormonal.

—Que boca tan sucia princesa Annely —Me sonrojo otra vez.

—Cállate —Los dos sueltan una carcajada, ruedo los ojos y me cabreo un poco por esta situación. Por eso, agarro una almohada y se la lanzó al imbécil, él no se da cuenta y le cae encima, justo en el pecho. Su carcajada se detiene al momento y se acerca peligrosamente a mi. Trató de retroceder pero no puedo, la camilla me lo impide. Justo ahora, te odio más hospital del demonio.

—¿Así qué te gusta jugar con fuego pequeña? —Se acerca tanto a mi rostro, que queda sólo un pequeño espacio entre los dos; sus labios están muy cerca de los míos, mi respiración se aceleró un poquito, mi sonrojo es muy notable ¿Puede algo salir peor? Si, escucho la puerta cerrarse y se, con certeza, que mi traicionera amiga nos ha dejado solos. La conozco y es algo que yo haría también.

¡Oh demonios! ¡Estamos solos!

Matheo observa mis labios y sube a mis ojos, su mirada irradia peligro ¿Será qué me va a besar? Y lo peor es que yo quiero que lo haga.

¿Estoy mal verdad?

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Matheo

Papeles. Más papeles. Y aún más papeles, es todo lo que tengo arrumado en mi escritorio. Tengo mucho trabajo y no se por donde empezar.

No he dormido en días pensando en una buena estrategia para cerrar un contrato. A pesar, de ser el presidente siempre trabajo demás; es mi empresa y quiero que sea una de las mejores.

Soy el tipo de persona que cree que con trabajo duro se puede conseguir lo que sea, aún si la vida no lo quiere para ti. A mis 28 años puedo decir y presumir que soy un hombre exitoso, como siempre lo quise ser. Aunque, con todo el dinero que tengo, igual me siento vacío y solo; aún cuando he intentado casi de todo, igual siento un vacío en mi. Suspiro.

Escucho sonar mi celular y atiendo al momento.

—¿Hola? —Pregunto con algo de fastidio.

—¿Hablo con Matheo Lombardi? —Despegó el celular de mi oreja para ver quien llama y es un número desconocido. Que raro es esto.

—¿Qué necesita? —Trató de sonar lo más serio posible.

—Hablamos de la clínica Santa María. Le informamos que la señora Eva de Lombardi sufrió un accidente — Jadeo y tomo mis cosas para ir a ver a mi madre.

—Gracias. Ya voy para allá —Cuelgo y trató de caminar rápido para subir al ascensor para ir hasta donde esta mi madre. Estoy nervioso, aterrado, abrumado, confundido por esta situación. Mi madre siempre ha sido buena conductora y no entiendo que sucedió está vez.

________

Entro rápido a la clínica y busco la recepción. Cuando la encuentro voy casi corriendo a preguntar, estoy algo desesperado.

—Buenos días señorita, me informaron que trajeron a Eva Lombardi aquí. ¿Me podría decir como está? —La enfermera me observa y reprime una sonrisa, en otros momento, tal vez, hubiera coqueteando con ella, pero ahora no es el momento. Ruedo los ojos y hago una mueca para que entienda mi desesperación. Parece que lo capta porque cambia su rostro a uno de seriedad.

—Esta en la habitación 25, en emergencia. Allí le informarán como está ella —Asiento y salgo corriendo por el pasillo, pero antes le agradezco a la enfermera.

Cuando encuentro la habitación, ya el doctor está saliendo de ella. Trató de calmarme un poco antes de preguntar.

—Buen día soy el hijo de Eva Lombardi ¿Cómo se encuentra ella? —El asiente hacía mi y me guía a la habitación. Suelto un suspiro de alivio cuando veo a mi madre despierta y en buenas condiciones.

—Ella esta bien, sólo fue un golpe en la cabeza que hizo que se desmayara. Ya le mandamos a hacer unos exámenes para descartar cualquier cosa. Igual le estaré informando —Abrazo a mi madre que me sonríe.

—Muchas gracias doctor —Le sonrió en agradecimiento.

—No hay de que, después de todo es mi trabajo — Después de eso sale de la habitación.

—¿Qué sucedió? —Le pregunto a mi madre.

—Sólo se me atravesó un auto y perdí el control del auto.

—Me preocupe demasiado —La vuelvo a abrazar, hasta que se queda dormida.

Decido ir a buscar algo para comer, ya mi estómago pide ingerir comida. Trató de no despertarla y salgo con cuidado.

Camino por los pasillos y me detengo cuando reconozco a la chica que viene, a pesar de que tenga tapabocas — que es raro — la reconozco de lejos, a pesar de haberla visto una sola vez.

Camino para tropezar con ella, está tan distraída que no se da cuenta de mi presencia. Cuando chocamos escucho su jadeo, la sostengo para que no caiga y sin querer pongo mis manos donde no debería, pero parece que ella no se ha dado cuenta.

—Te atrape pequeña —Digo muy divertido y ella abre sus ojos sorprendida.

Pero de un momento a otro cambia su mirada y me fulmina con la mirada.

—Me puedes soltar por favor, tu mano esta en mi trasero —Me carcajeo y la observó antes de quitar mis manos de ella. Eso se sintió bien.

La observó fijamente y me doy cuenta, otra vez, que es bastante hermosa; como le dije la primera vez que la vi, es todo una obra de arte, me atrevo a decir que es la mejor, la más bonitas de todas.

Su cabello castaño es bastante largo y se ve suave, es algo que me tiene idiotizado, desde el primer momento que la vi. Tiene unos increíbles ojos de color miel; son bastantes hermosos y expresivo, algo digno de ver. Cuando la vi aquella noche, me atrajo mucho su boca, no es mi muy grande ni muy pequeña, y eso, tal vez, la hace ver apetecible. Lo que más me llamó la atención de ella, fue su forma de hablar y de expresarse, es bastante sincera, se cabrea con facilidad y sus muecas son bastante adorables. No voy a mentir, cuando me dijo que estaba bueno y casi me comió con la mirada, me sorprendí, he conocido y estado con chicas bastantes descaradas y atrevidas pero Annely es otro nivel, y todavía no se explicarme.

Tal vez, si no le temiera al amor, saliera con ella, pero Annely es un peligro para mi, tengo ese presentimiento y tampoco me voy a quedar a ver qué pasa.

Después de hablar un rato con ella y su amiga, vuelvo a ser la misma pregunta. Hoy se ve bastante pálida y ojerosa, sin contar el tapabocas ¿Qué le sucede? Ni idea pero estoy dispuesto a saber la verdad. Ella se levanta para evadir mi pregunta y se desmaya. La tomo en brazos antes que caiga y se haga daño. Su amiga se asusta y comienza a gritar.

—¡Ann! ¡Demonios! Espérame aquí, voy a buscar a su doctor —Asiento preocupado y ella sale corriendo por el pasillo. Pasan minutos, tal vez 5 y vuelve con el doctor.

—Se desmayo ¿Qué le pasa doctor? Usted nos dijo que no nos preocupáramos —Dice la chica algo histérica y llorando. ¿Ella esta enferma?

—Necesito que la lleves a una habitación para poder revisarla —Asiento y me dejó guiar por él. Llevo a Annely en brazos hasta la habitación. El doctor nos saca de ahí a los dos y nos hace esperar en el pasillo.

—¿Ella esta enferma? —Soy el primero en hablar, pero tengo que quitarme está duda.

—Mira, te lo voy a decir. Primero prométeme que no le dirás que yo te dije —Me levanto de la silla, estoy algo impaciente.

—Te lo prometo.

—Ella hace dos años sufrió de leucemia. Estábamos aquí porque hoy se sentía mal y la traje prácticamente arrastrando. Se supone que teníamos que esperar los exámenes, pero no se que sucedió —Oh demonios. Leucemia. Me quedo sin palabras por un rato, no se que decir. Esto es bastante que asimilar… Cuando se da cuenta que no diré más nada — Aunque no es eso, es que estoy buscando las palabras para hablar — Se sienta y cierra sus ojos.

—Ella es bastante fuerte —Sonrió, con algo de orgullo. Cada vez que conozco más de ella me sorprendo. Pudo superar la leucemia hace dos años, no me lo imagino y tampoco lo quiero hacer, lo mal que lo pasó con eso. Pero, lo que más me llama la atención es sus ganas de vivir, eso es bastante emocionante.

—Si, la paso muy mal. Y como todo, se levanto y siguió adelante, como nuestra guerrera que es —Ella sonríe con nostalgia, como recordando algo. De verdad, que la quiere mucho. Hasta parecen hermanas.

Estoy dispuesto a hablar y en ese momento el doctor me interrumpe.

—Ella está bien, sólo tuvo una descompensación por lo débil que está hoy —suspiro, ella está bien.

—¿El cáncer no volvió? —Pánico inunda el rostro de su amiga —que hasta el momento no se como se llama. 

—No te sabría dar respuesta. Los exámenes me los entregan dentro de una hora, cuando estén listos les doy el resultado —Farfulla el doctor viendo la hora en su reloj.

—¿Cuándo le dan de alta? —Esta vez pregunto yo.

—Si en los exámenes no arroja nada. Annely puede irse mañana —Los dos asentimos.

—Gracias doctor —Respondo, antes de entrar a verlo.

Cuando entro la encuentro dormida, está vez sin el tapabocas. La observó fijamente y se ve tan tranquila dormida, quien diría que es una mujer sin filtros y gruñona cuando está despierta.

—Vaya susto que me diste —Me sobresalto al escuchar la voz de la amiga de Annely. Se acerca a ella para sentarse cerca.

Oh m****a.

Se me olvidó.

Mi madre.

¿Qué m****a me pasa?

—Tengo que ir un rato a ver a mi madre. Pero voy a regresar. Cualquier cosa que necesites puedes llamarme, mi número está en el celular de ella —Digo rápidamente y salgo de la habitación.

Camino por los pasillos, hasta la habitación de mi madre.

—Pensé que te habías ido —Hago una mueca y niego.

—No te dejaría aquí sola. Estaba con una amiga, ella se desmayó y tuvieron que internarla —Mi madre enarca una ceja divertida. ¿Qué acabo de decir?

—¿De cuando acá Matheo Lombardi se preocupa por una amiga? —Se sienta más cómoda.

—Es sólo una amiga, no es lo que piensas Eva —Jadea de indignación. No le gusta que le me digan por su nombre y menos sus hijos.

—Soy tu mamá y me la tienes que presentar.

Me niego, aunque me insista como mil veces. Paso como media hora más con mi madre y le digo que voy a comer, aún cuando no sea verdad. Antes de dejarla sola, me reprocha porque la dejo por otra mujer. Mi madre no tiene remedio.

__________

Entro a la habitación para no hacer ruido y me encuentro a la amiga de Annely, sentada y acariciándole el cabello. En serio que la quiere mucho. Mis pasos hacen que me mire y me hace seña para que haga silencio.

—¿El doctor no ha dicho nada de los exámenes? —Pregunto.

—Si, el cáncer no ha regresado —Su voz esta cargada de emoción y de repente, yo siento lo mismo.

—Eso me hace muy feliz —Las palabras salen sin pensarlas, ella enarca una ceja con diversión. ¿Qué sucede conmigo? ¿Qué le pasa a la gente? Siempre piensan mal.

No hablamos después de eso y ella se queda dormida en el estómago de Annely. Mientras que yo, me siento en el sofá y cierro los ojos.

Siento que alguien me esta mirando. Me quedé dormido ¿En que momento sucedió eso? Abro los ojos y observó que Annely ya está despierta. Siento un alivio cuando la veo, y más con sus insultos, para nada, hirientes hacía mi.

Entre juegos y juegos, no se en que momento llegue a estar tan cerca de sus labios y menos a tener tantas ganas de besarla. Estoy consciente que su amiga nos dejo solos, al ver la situación en que nos he envuelto

Annely quiere tanto esto como yo, su sonrojo la delata al igual que su respiración acelerada. Alterno la vista de sus ojos a sus labios y se que, con un movimiento podría besarla. Ella es tan adictiva con sólo verla, que ahora me siento un crío inexperto, que no sabe que hacer.

Sólo rozó nuestros labios y siento una sensación que no conocía en mi pecho, me separo algo desconcertado y la observó, ella está igual de confundida que yo, y entiendo que sintió lo mismo.

Esto no puede ser.

Sin decirle nada, salgo de la habitación dando un portazo. Estoy enojado conmigo mismo.

Esto no puede ser.

Si sigo así, esa mujer será mi caída

No lo puedo permitir.

No puede volver a suceder.. 

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