Capítulo 26: ¡Me cansé de intentar!

—¿Consecuencias…? —recalcó Cassandra, su voz temblando de indignación.

Era inútil intentar hacer entrar en razón a ese hombre.

Era evidente que utilizaba a las niñas como herramientas para atormentarla, para despojarla de su capacidad de razonamiento y su calma, sumergiéndola en un abismo de enojo y desesperación, y…

¡¡El muy maldito, lo estaba logrando!!

Cassandra cerró sus manos en puños, apretando con fuerza sus temblorosos dedos, mientras la furia se reflejaba en su delicado rostro. Su flequillo, como siempre, ocultaba la cicatriz que marcaba su piel.

Las palabras de ellos dos cesaron en el salón, una habitación de decoraciones blancas y crema, donde el ambiente fresco y relajante se sentía irónicamente opresivo.

Angelo, con una mirada llena de indiferencia, dirigió su atención al encargado de seguridad que permanecía en el interior.

En un instante, el hombre comprendió el gesto de su señor. Él asintió y salió del lugar, dejando a Cassandra sola con su exesposo.

Clack~

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