Nell se giró para mirar por la ventana. Ya era el duodécimo mes lunar y el Año Nuevo sería en menos de medio mes. Los escaparates de las tiendas ya estaban decorados con símbolos festivos.

Las calles estaban llenas de personas caminando por doquier, mostrando la vitalidad de la ciudad en una fría noche de invierno.

Ella dijo suavemente, “Estos años siempre me advertí que no me apegará mucho a las cosas, porque una vez las tuviera, me dolería cuando las perdiera.”

“Por eso entiendo lo que ella dice. Protegiendo mi corazón, puedo prevenir que lo peor pase, así que si algo ocurre en el futuro… yo creo que podré sobrellevarlo.”

Su mano fue tomada repentinamente por una palma caliente.

Ella saltó y miró a Gideon, solo para encontrarlo mirándola a ella con ojos profundos y llenos de determinación.

“No estarás triste y lo ‘peor’ que te preocupa no pasará. Yo te lo prometo.”

El corazón de Nell se sentía como si fuera ligeramente apretado.

Había un pinchazo débil, pero también h