Capítulo veintidós. El pasado es y será el pasado

Ofelia no quería abrir los ojos y descubrir que todo lo que había ocurrido y sentido no era más que un sueño. Uno de esos tantos sueños que había tenido durante mucho tiempo.

—Abre los ojos, mi bonita —susurró Luciano a su oído.

El cuerpo de la muchacha volvió a sufrir un espasmo de placer al sentir el cálido aliento del hombre rozar su oído, la piel de la nuca se le erizó y el cosquilleo recorrió su columna vertebral.

—Quiero verme en ti —le insistió Luciano al ver que ella se negaba a abrir los ojos. Deseaba saber que después de aquel momento intenso ella estaba bien.

Ofelia abrió lentamente los ojos, sus mejillas estaban rojas, podía sentirlo por la manera en que le ardían.

—¿Te lastimé? —se apresuró a preguntar al ver que ella no movía ni un solo músc

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