—Amelie…Amelie… – Escucho a lo lejos. Es ella debo estar cerca.
—ANTONELLA… VEN…. ANTONELLA — Le grito
—AAAAAA… AUXILIO — Me apresuro al oír su grito. Veo que estoy cerca de las aguas termales.
—ANTONELLA— Repito.
—Ayúdame – Repite.
—¿Dónde estás? – Me estoy acercando al lugar de donde proviene su voz.
—Aquí ayúdame, me voy a caer — Me responde, creo que sé dónde está, ilumino el suelo y la veo ahí sujetándose del filo de la entrada a las aguas termales, pongo la linterna en el suelo tomo sus manos y la subo con cuidado.
—No te preocupes, no pienso soltarte — Le digo, puedo subirla fácilmente. Ella apenas estuvo en piso