—Charles, espera. Isabella rompió el largo silencio entre ellos y obligó a detener sus pasos colectivos mientras Charles intentaba abrir la puerta de su habitación.
Con preocupación, preguntó: "¿Pasa algo?"
"No. Bueno..." Sus dedos jugaban entre sí mientras sus ojos mostraban una mirada incierta, sus pestañas ondeaban más de lo habitual. —Quizás.
Sus piernas cambiaron de posición y en un abrir y cerrar de ojos estaba recogiendo los brazos de ella en su mano. —¿Qué pasa, Isabella?
Suspiró. "Solo estoy preocupado por tu madre".
—¿Qué? Charles estaba casi riéndose.
"Sé que está siendo ridícula, pero creo que solo está tratando de cuidarte. Ciertamente no quiere que te lastimes".
"Isabella..." Después de un profundo suspiro, Charles enderezó su postura. "Permítame hacerle una pregunta. Y necesito tu respuesta honesta". El asentimiento de Isabella lo instó a continuar. —¿Alguna vez me vas a hacer daño? Isabella sintió palidecer al oír aquella pregunta. La culpa que había estado tratando de