“Si te atreves a abandonar a este niño, ¡te voy a matar!”.

Vincent había perdido a sus padres durante su infancia y creció con su hermano. Helena fue una niña que también recogieron. Todos ellos lo habían tenido difícil desde la infancia. Por lo tanto, lo que Vincent más odiaba en su vida era a las personas que abandonaban a sus hijos.

Belinda se sorprendió por la acción de Vincent. Ella asintió y dijo con agravio: “Tampoco quiero abandonar a mi hijo, pero no sé como criarlo”.

“¿Sabes cómo comer y dormir?”, preguntó Vincent enojadamente.

Belinda no tenía palabras.

“Si tú, que tienes extremidades que funcionan, no quieres trabajar y solo vas a esperar a que te alimenten hasta el día de tu muerte, entonces, ¿de qué sirve que estés viva? Escúchame con atención. Sal allá fuera y encuentra un trabajo. Ya sea limpiando basura o lavando platos, ¡estará bien mientras sea un trabajo! ¡Si no vas y encuentras un trabajo, entonces vete al infierno!”. En cualquier caso, el anciano ya murió