39. Fingía
Amber había llegado al hospital envuelta cómo en una nube, se había dejado llevar por las emociones sin siquiera analizar las consecuencias y no podía dejar de pensar en ello.
Mientras subía en el ascensor del hospital se observó en el espejo y a pesar que el reflejo que le regresaba era el mismo de siempre algo había cambiado significativamente.
Ahora ya más calmada repetía una y otra vez en su mente la sensación de aquellos labios cálidos y exigentes, su lengua rozando con la suya y sus manos acariciando su espalda.
“Debo parar, no es el momento ni lugar para calentarse, ¿Qué me pasa?, debo estar enloqueciendo.”
Apenas Amber llegó a terapia intensiva el médico le informó que su amiga había sido trasladada a una habitación privada y le indico el número, —Pero díganme de doctor, ¿Ya la vieron los especialistas?, ¿Va a recuperar la memoria?
— Una psicólogo la evaluó y realizó un informe detallado sobre el tratamiento pero es positiva sobre la posibilidad de que recupere la memoria, ade