Narrador.
—¡Ya basta Milena! Ciertamente tienes todo el derecho de visitar a Zaira, pero en este momento estamos en duelo y no toleraré esta algarabía en mi casa—. Aslan miró a la niñera y le ordenó:
»Por favor, acomoda a Zaira y la lleva al jardín en el coche para que pueda interactuar con su tía.