Lucas fue aplicando frío repetidamente sobre Ana, después de un tiempo desconocido, la temperatura corporal de Ana finalmente cayó por completo. Lucas tocó su frente con la mano, ya no ardía, también la probó con los labios, confirmó que Ana ya no tenía fiebre antes de dar por terminado su esfuerzo.
Cubrió a Ana con cuidado para evitar que se enfriara de nuevo, y luego regresó al baño. Después de toda esa conmoción, estaba empapado en sudor, muy incómodo. Tras un rápido aseo, se puso una bata de baño y se apresuró a volver.
Ana ya no tenía fiebre, pero parecía incapaz de dormir tranquila, atormentada por pesadillas de todo tipo. Ana sintió que estaba siendo arrastrada hacia el pasado, donde vio imágenes que no quería recordar. Durante los momentos más débiles del cuerpo, la voluntad se vuelve increíblemente frágil, por lo que los miedos, las personas temidas, aprovechan para aferrarse.
Hacía mucho tiempo que Ana no recordaba estos desagradables recuerdos, pero su estado físico actualme