Después de haber experimentado personalmente ese dolor, Silvia ya no se atrevió a pensar en huir. Cuando actuaba el veneno, era peor que la muerte, y además, uno ni siquiera tenía la fuerza para suicidarse, era una tortura extrema.
Para minimizar las veces que era torturada, Silvia no tuvo más opción que revelar todo lo que sabía sobre el Grupo Hernández. Con esta información, Patricio obtuvo ciertos beneficios, lo que a su vez despertó aún más su codicia.
Sin embargo, Silvia, después de todo, había dejado el Grupo Hernández. Aunque conocía cierta información, esta se volvía obsoleta con el tiempo. Además, con tantos talentos en el Grupo Hernández, que recibían los salarios más altos, no podían simplemente no hacer nada, seguramente tenían estrategias de contingencia.
Con el tiempo, la información útil en manos de Silvia se fue reduciendo, y las cuentas del Grupo Hernández a las que tenía acceso fueron bloqueadas. Poco a poco, ella perdió su valor de uso.
Para evitar ser enviada por Pa