El tiempo vuela, y otra semana ha pasado. Lucas se ha ido acostumbrando a la vida de escuchar las historias de Mónica cada noche. Bajo este autoengaño consolador, ha comenzado a dormir mejor. Sin embargo, Lucas, bien descansado, solo canaliza su energía extra aún más en el trabajo. Solo manteniéndose ocupado en el trabajo, puede distraer su atención y evitar interferir en la vida de Ana.
Desde que buscó a Ana y fue bloqueado, Lucas se ha controlado, evitando buscarla y causarle problemas, solamente mandando a alguien a protegerla de lejos para evitar cualquier accidente. Afortunadamente, todo ha ido bien. Lucas también se enteró a través de sus subordinados que los dos pequeños han vuelto a la escuela y que, a pesar de los eventos pasados, sus calificaciones siguen siendo excelentes, lo cual le tranquiliza mucho.
Por lo tanto, sigue enfocando su energía en encontrar una cura para Ana. Solo si hay un avance significativo, tendrá una excusa para aparecer frente a Ana, en lugar de darle f