Samantha estaba molesta con su jefe, todavía no lograba acostumbrarse a tener que trabajar bajo la orden directa de su ex y ahora tenía que soportar cumplir tareas fuera de horario la llenaba de enojo. Cada día llegaba a la oficina contando las horas para poder salir de allí y hacer como si Alexander no hubiera vuelto a su vida.
Pero ese día era diferente, ese día tenía una salida con Ava, ese día iba a poder distraerse y tratar de dejar atrás tanto estrés. Su antigua cañada había insistido tanto que pese a estar reticente hasta el día de ayer había aceptado y ahora se alegraba.
– ¿Cómo ha estado tu día cariño? – preguntó a su hijo luego de levantarlo de la guardería
– ¡Súper!
– ¿Te divertiste?
– Mucho mami, ha sido increíble
– Me alegro cariño, ¿dormiste siesta?
– No
Madre e hijo se fueron a su casa hablando sobre el día del pequeño que en ningún momento mencionó sus aventuras, mucho menos reveló su amistad con el jefe