Jean Carlo entro a su oficina con el rostro serio y con cara de que sus pensamientos eran lo más importante en ese momento, saludo con cortesía a su secretaría que se encontraba en su escritorio, y esta le dijo:
Alguien lo espera dentro de su oficina, señor Andollini — hablo Meredith — esa sorpresa —le dijo con una sonrisa en el rostro.