"Entonces, déjame ver si entendí", dijo Anne, tirándose en la silla giratoria del escritorio con un drama teatral que solo ella lograba ejecutar. "Vamos a pasar la tarde viendo filmaciones de cámaras de seguridad buscando un coche sospechoso. Básicamente, nos convertimos en detectives de serie de TV."
"No es exactamente así, Anne", respondí, mientras Marco configuraba la computadora con las imágenes que su contacto en la empresa de seguridad había conseguido para nosotros.
"No, es exactamente así", insistió, girando en la silla como una niña. "Solo estoy esperando que alguien aparezca con café malo en vasos de poliestireno y donas viejas. Marco, ¿trajiste donas?"
Marco, que estaba concentrado en la pantalla del laptop, apenas miró en su dirección.
"No", respondió secamente.
El clima helado entre ellos me había estado incomodando desde que nos encontramos en la oficina de Marco una hora atrás. Había una tensión palpable entre él y Anne que no lograba entender.
"Vaya, qué animación", mu