La expresión de Jiang Sese era fría mientras lo interrumpía, como si no le hubiera oído: “Señor Bo Gelian, no tengo intención de molestarlo. Solo quiero saber dónde está”.

“Te lo diré si quieres, pero debes volver a Italia conmigo”.

En el instante en que Bo Gelian terminó su frase, Fu Jingyun exclamó: “¡De ninguna manera va a volver a Italia contigo!”.

Bo Gelian se dio la vuelta y miró a Fu Jingyun de arriba abajo, y luego dijo burlonamente: “Señor Fu, usted es un conocido investigador en el campo de las ciencias médicas. ¿No cree que ser chef aquí es un desperdicio de su talento?”.

“No va a volver a Italia contigo”, repitió Fu Jingyun y continuó: “Y puedes olvidarte de utilizarla en tus investigaciones”.

Bo Gelian levantó las cejas. “¿Y puedes salvarla? El patógeno de su cuerpo podría activarse en cualquier momento”.

Tan pronto como dijo esto, las expresiones de Fang Yuchen y de todos los demás se volvieron sombrías.

“Es pura suerte que haya sobrevivido tanto tiempo después de