**CAPÍTULO 29**

**BELLE PARKER**

Al día siguiente, Liam está en el trabajo. Ryan y yo nos damos un paseo por la casa. Vamos al jardín, luego al techo, porque mi pequeño quiere nadar. ¡Este niño nada tan bien ! Estoy tan absorta observándolo que ni siquiera noto que me llama. Es cuando me salpica con agua que vuelvo en mí.

—¡La Tierra llama a mamá ! —dice Ryan.

—¿Qué ? —pregunto.

—¡Ven a unirte a mí !

—No, estoy bien.

—Vamos, mamá, va a ser divertido.

—Te dije que no.

—¿No puede entender que yo no sé nadar ?

—Díselo, así entenderá.

—Mamá, ven rápido.

—Te dije que no, Ryan.

—¿Por qué es tan terco ?

—Bueno, la terquedad corre por sus genes.

—Sí, ¿cómo pude olvidarlo ?

—Mamá, te empujaré si no vienes ahora.

—¿Estás loco ? No, no puedo unirme a ti.

—¿Por qué ? —pregunta.

—Porque no sé nadar.

Me mira fijamente.

—¿No sabes nadar ? —repite, para confirmar.

Niego con la cabeza.

—No.

Se da la vuelta y se ríe.

¡Este niño !

—Lo vi, Ryan —le digo, mirándolo fijamente.

Se gira hacia mí con cara inocente, como si no hubiera hecho nada, riendo.

—Déjà eso, Ryan Parker, te lo advierto.

Me mira de nuevo, se pone un dedo en los labios y vuelve a reír.

—Te dije que pararas. No es gracioso.

—Perdón, mamá —dice, antes de estallar en carcajadas.

—¿Sabes qué ? Voy. Quédate aquí y disfruta de tu baño.

Con eso, dejo el techo y vuelvo a mi habitación. Después de una buena ducha, me pongo ropa cómoda y me siento en mi habitación con el teléfono.

Un poco después, veo a Ryan entrar en la habitación con una computadora portátil en mano. Se pone a mi lado y me pica el brazo. Lo miro severamente.

—¿Estás enojada conmigo ? —pregunta, poniendo morritos.

—¿De verdad crees que después de esa cara puedo seguir enojada ?

Bella, recupérate. No te dejes engañar por sus travesuras inocentes. Es un niño diabólico.

—Sí, lo soy.

Me vuelve a picar el brazo.

—Mamá, el bebé lo siente, —dice, sujetándose las orejas.

—No, Ryan, no hagas eso.

Es tan lindo.

—Déjà de hacer eso.

—El bebé lo siente.

—Te dije que pararas.

—El bebé lo siente muchísimo, mamá.

—Bueno, está bien. Estás perdonado.

Ryan se ríe.

—Listo, pillín.

—Mamá, ¿podemos ver una película de terror ?

Mis ojos se abren como platos.

—¡De ninguna manera ! Yo no veo esas cosas.

—¿Por qué ? —pregunta, riendo nerviosamente.

—Mamá, soy un niño. Sólo tengo cinco años. Papá nunca ve películas conmigo. Siempre dice que está ocupado.

—Oh —digo en voz baja.

—Pobre bebé.

—Entonces, mamá, hay una película que quiero ver desde hace tiempo. ¿Puedes verla conmigo, por favor ?

Me rasco la garganta y agarro la botella que está sobre la mesa de noche.

Empiezo a beber agua lentamente.

El nombre de las películas de terror me asusta.

—¡Oh, Dios ! ¿Cómo le explico a este niño que me dan miedo esas cosas ?

Antes las veía con la niñera, podía aferrarme a ella y quedarme dormida, pero aquí sólo tengo a Liam, y él definitivamente no me va a abrazar.

¿Y si le digo eso a este pequeño monstruo ? Se reirá de mí.

¿Alguien puede ayudarme ?

Sálvame de esta vergüenza.

Bella, tienes 24 años. No le muestres a este niño que tienes miedo de las películas de terror. Míralas, ya está.

Puedes hacerlo. Yo lo sé.

—No. No puedo.

En esta casa no tengo un salvador.

Espera.

Liam Parker. ¡Eh ! Un fantasma no puede ser más aterrador que él, ¿verdad ?

Eso es cierto.

—Está bien, lo veremos.

—Tráelo, bebé.

¡Esa es mi hija !

Entonces, el nombre de la película es *El Conjuro*. Quiero verla desde el principio de las dos partes.

¿Está intentando matarme de miedo ?

Perdón, pero no puedo ver esa película.

—Bella, ya viste esa película. ¿Entonces por qué tanto miedo ?

—¿Qué ? ¡Esta película da miedo !

Estoy luchando con mis pensamientos y Ryan ya ha puesto la película.

—¡Estoy tan emocionado, mamá ! —dice Ryan, contento.