Vadhir me besa como si se le fuera la vida en ello, su lengua penetra mi boca con voracidad y desliza su mano entre mis muslos hasta llegar a mi sexo, pero al estar a punto de penetrarme con sus dedos, la maldita imagen del perfecto perfil de Barclay viene a mí y las ganas se marchitan.
—No —susurro empujándolo con los brazos.
—¿Qué? —Vadhir parece agitado.
—Lo siento, ha sido un día pesado y recordar a mi familia me ha bajoneado —en parte era cierto pero mentía al final—. Tal vez mañana...
—Como quieras —la voz de Vadhir suena seria, ronca y fría—. Mañana no iré contigo a la escuela, hay algo que me pidi&o