Alicia entró a su casa y, al encender las luces de esta, fue directamente a su habitación, donde tomó la maleta y colocó la ropa que llevaría al viaje. Guardó ropa para 4 días, aunque no sabía cuántos días estaría fuera. Se quitó la ropa y se metió a duchar. Después de un rato salió de la ducha, se colocó su pijama y se sentó en su sillón. No podía creer el día que había tenido; prácticamente había discutido con tres personas. La discusión con Gabriel no le importaba, él ya la tenía harta, pero con Luis, la lastimaba porque él era muy importante en su vida, pero se sentía realmente incómoda con la de su jefe. Era un sentimiento extraño para ella; se levantó y sacudió la cabeza, tomó el control de su televisor, lo prendió, entró a YouTube y puso la canción "Unbreakable" de Kim Hyung Joong. Cuando comenzó la música, comenzó a bailar. Era la primera vez desde hacía mucho tiempo que se sentía libre. Mientras lo hacía, recordó que a Gabriel siempre le había parecido absurda la música que a
El teléfono de la habitación sonó, despertando a Axel que se encontraba dormido. Axel despertó, se frotó los ojos y dirigió su mirada hacia el reloj que marcaba las 2:00 de la mañana. Había caído rendido después de que rechazara a Gloria en la puerta de su habitación; solo se había cambiado para terminar dormido.—¿Quién habla a esta hora?Exclamó un poco molesto.Levantó el teléfono para contestar; su voz sonaba más ronca que de costumbre.—¿Diga? ¿Quién habla?Preguntó Axel.—¿Señor Caballero? Disculpe la molestia y la hora; hablo del bar del hotel.—¿Del bar?Debido a que fue despertado de improvisto, no entendía muy bien de lo que hablaba el hombre a través del teléfono.—Sí, lo que sucede es que su asistente está aquí, y está ebria, y pues vamos a cerrar el bar, pero no quiere irse.—¿Mi asistente ebria? ¿Está seguro de que es ella? Quizás esté confundido.—Sí, señor, es ella. Es nuestra política llamar al acompañante de quien se alcoholiza, pero si gusta, puedo pedir que la lleve
Un fuerte dolor de cabeza despertó a Alicia; se sentó en la cama sosteniendo con ambas manos su cabeza. Después de unos minutos, se dirigió al baño y cepilló sus dientes, se lavó la cara y, al salir del baño, caminó para buscar su ropa y darse una ducha, pero quedó como estatua al ver a su jefe dormido en un asiento de la habitación."¿Qué hace aquí mi jefe?Se acercó a él, se inclinó cerca de su rostro que lucía tan atractivo así dormido y con un dedo lo tocó temerosa.—¿Señor?Axel abrió los ojos, vio a Alicia a unos centímetros de su rostro y recordó la sensación de aquellos besos, de esos labios que ya eran difíciles de olvidar.—¿Qué hace aquí en mi habitación?Como él imaginaba, Alicia no recordaba nada de la noche anterior. Axel suspiró, se acomodó en el asiento y sacudió su cabello con su mano.—Yo la traje, estaba muy ebria para caminar.Alicia se puso extremadamente roja por la vergüenza.—¡¿Usted me trajo, ¿cómo?! Yo...—Sí, yo la traje, ¿cómo? Pues la tuve que cargar porqu
Axel bajó de su habitación dirigiéndose hacia donde había citado a Alicia. Se sentía algo nervioso, ni siquiera sabía qué iba a decirle; lo único en concreto que tenía claro era que esa situación debía arreglarse.Al estar en el lugar, miró la fuente que estaba en el centro de ese sitio, buscó un poco con su mirada hasta que esta se detuvo al mirar y contemplar a Alicia que estaba sentada en una banca con las dos manos sobre estas. Ella admiraba las luces, las flores y todo lo que había a su alrededor y él solo podía admirarla a ella. Suspira un poco antes de caminar hacia ella.—Buenas noches.Alicia se estremeció al escuchar la voz ronca de su jefe; apenas sí lo miró antes de contestar al saludo.— Buenas noches, señor.Axel se sentó junto a Alicia mientras jugaba con sus manos sin que las palabras salieran de su boca. Alicia estaba viendo hacia el otro lado; por alguna razón sentía nervios, eran tantos que se avergonzaba que él pudiera escuchar el latido de su corazón que iba a mil
Eran las 8:00 de la mañana y Alicia ya estaba lista; se había hecho una cola alta, traía una falda de flores y una blusa blanca. Al bajar a recepción, vio a Axel esperando por ella. Su corazón pálpitó rápido al sentirse nerviosa; no sabía cómo actuar ante él, si debía darle un beso o tratarlo como si nada. Era una situación complicada para ella. Al llegar frente a él, solo sonrió.—Buenos días, señorita Torres.Él saludó como era su costumbre.—Buenos días, señor.—Entonces, ¿nos vamos? Para llegar temprano a la firma.—Sí, señor, vamos, el auto ya está esperando.Alicia estaba un poco confundida porque todo había sido como antes.Entraron al auto y, durante el viaje, apenas sí se dirigieron la palabra para algunas cosas de la construcción.Al llegar a la oficina, Axel firmó el permiso de construcción sin ningún problema.—¡Listo! Señor, era todo el pendiente que teníamos hoy... Eh, reservaré los boletos de avión para regresar hoy si gusta.—No, ¿acaso olvidó que tenemos una cosa pendi
Axel tomó el teléfono de la habitación y, al llamar a servicio al cuarto, pidió que les llevaran algo de cenar a Alicia y a él. Después de haber pedido sus platillos y bebidas, Axel regresó al pequeño sofá de la habitación donde estaba Alicia sentada, viendo hacia la playa. Su barbilla estaba recargada en su antebrazo.—¿En qué piensas?Preguntó Axel al sentarse junto a ella.—Realmente en nada, solo estaba viendo el mar, lo hermoso que es, ya sea de día o de noche... ¿Señor?Axel la vio y sonrió; ella sonrió igualmente.—Perdón, ¿Axel?—¿Sí?—¿Por qué preguntaste por Luis hoy por la tarde? ¿Pasa algo con él?El rostro de Axel se tornó algo serio.—No, solo era curiosidad. Siempre lo veo contigo y veo que eres feliz a su lado; he notado tu sonrisa, pues al principio creí que tú y él tenían algo.—Como te dije, él es mi amigo; la verdad, lo aprecio mucho. Él me dijo lo del trabajo y fue mi primer amigo en la empresa; me ha sido de mucha compañía en los tiempos difíciles.Axel suspiró y
Alicia se había despertado tan cansada por el viaje, pero debía ir al trabajo. Se metió a bañar, cepilló sus dientes, buscó entre su ropa y encontró un vestido rojo de manga corta con un cinturón negro. Se puso unas zapatillas negras con tacón y peinó su cabello en esta ocasión dejándolo suelto. Después de estar lista, tomó un café antes de tomar sus llaves y salir de su casa hacia su trabajo.Al llegar a la oficina, saludó a Laura, la recepcionista, como acostumbraba a hacerlo todas las mañanas, subió por el ascensor y, al llegar a su piso, encontró a Cameron ya en su escritorio.— Buenos días, Alicia.— Buenos días, Cameron, llegué justa de tiempo.—Sí, ya me di cuenta; espero que no te regañe el jefe.Aunque las palabras de Cameron sonaban falsas.—¿Ya llegó?—Ya, y preguntó por ti; le dije que no habías llegado.—Ah, "gracias, Cameron".Alicia se sentó en su escritorio, puso su bolsa a un lado, prendió su computadora.— Dijo el jefe que te reportarás en cuanto llegues.Comentó Came
—No, mamá, pero me da gusto que esté bien.—Sí. Sigue con esa mujer; la verdad no me agrada, ni siquiera recuerdo su nombre.Celeste tomó las manos de Alicia y la vio a los ojos.—Por eso quiero que tú también seas feliz, hija, que encuentres a alguien que te ame y te haga feliz.Alicia entrecerró sus ojos y una lágrima rodó por su mejilla.—Mamá, te quiero, no te preocupes si estoy muy bien.—Hija, te amo.—Yo, igual, gracias por tu cariño.Alicia sacudió su cabeza y limpió la lágrima de su mejilla, tratando de regresar a su ánimo inicial.—Bueno, mamá, comamos y platiquemos de otras cosas más divertidas, como las actividades de Abril.Celeste y Alicia comenzaron a hablar de Abril y del campamento, de lo feliz que se encontraba allá. Después de ordenar, les llevaron sus platos y, entre risas, pasaron el almuerzo.—Mamá, debo regresar al trabajo. Muchas gracias por el almuerzo. Me gustó estar contigo. Discúlpame si a veces no te hablo. He tenido mucho trabajo, pero prometo hacerlo más