—Abre los ojos niña estúpida  —escucho una voz gruesa y potente que provoca el aceleramiento de mi corazón.

La ley de la vida es luchar contra el mal. En ella aprendemos desde pequeños a defendernos de los villanos, aunque a veces nos toca ser los antagonistas de nuestras propias historias.

Nos damos cuenta de que la vida es realmente importante cuando nos consume el mal.

Siempre el enemigo estará tras tus pasos esperando el momento indicado o la oportunidad para perjudicar tu vida. El arrepentimiento solo es para débiles que solamente vinieron a este mundo para ser unos más. Yo he hecho muchas cosas tantos buenas como malas mas no me arrepiento. Valga la redundancia con los que quieren pasar de satos sin pecados; aquí el único santo es Jesucristo, después todos somos unos pecadores.

—¿Qué-qué quieren…? —les pregunto con mi voz ra