A vivir que la vida es una.
Capítulo 50
Estacionó el auto, cerca de la empresa y con el control del chófer abrió el portón saludando al portero éste la reconoció y le abrió.
Al bajarse fue directo a la oficina, abrió y cerró la puerta con dos bandejas de sushi de almuerzo.
Cuando Ricardo la vio entrar, casi salta del gusto...
Se paró del asiento y la abrazó feliz, diciéndole :
¡ Pero que sorpresita!
¿Mi mujercita aquí trayéndome almuerzo?
¡Esto hay que celebrarlo, !
¡Aunque no puedes tomar yo si...!
¡Abriré una botella de vino bien añejo...perfecta para brindar por esta maravillosa ocasión.!
Estoy tan contento Mariela...
Se abrazaron un largo rato, Ricardo pidió a la asistente que no los molestarán a menos fuera una emergencia...
La verdad que al ver a Mariela muchas empleadas perdieron las esperanzas...
Como hija de una venezolana era naturalmente hermosa.
Ella estaba callada pues, le dio ganas de llorar, y estaba feliz también dando gracias a su mamá por el buen consejo la verdad es que en estas situaciones l