Capítulo XXIII
Catalina entra en su habitación, mientras seca su cabello que ya da hasta más allá de la espalda baja y usando una bata – ¿Por qué esta apagada la luz? Bueno debo suponer que Martín la apagaría – se gira para cerrar la puerta cuando ve un par de brazos largos cerrando su paso – ¿Qué haces en mi habitación, cómo entraste a mi hacienda, peor a mi casa? – sonrojada

–Bueno Catalina, es que me aseguré de ver cada cuantas horas tus trabajadores hacen cambio de guardia, además averigüé que tú ordenas dejar la casa grande sola – retirando el cabello de Catalina y besando su cuello

–Vete, además ¿no estabas contento recibiendo toda la atención de esas arrimadas? –evidentemente celosa

–No me digas, mi niña de ojos azules sintió hoy celos, bueno entonces creo que hice un buen trabajo – aprisionando a Catalina contra la puerta, en ese momento Martín toca la puerta

–Catalina – Catalina se queda pasmada y Adrián la gira para besarla – Catalina ¿estás dormida?

–No…no Martín sabes que hoy tuve un día
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