En mi mente solo alberga ella. Ella se ha convertido en la dueña de mis pensamientos. Es imposible que al final del día no piense en ella y lo ocurrido entre nosotros…
Si es que hubo una vez un “nosotros”.
Su caminar… tan elegante y minuciosa con sus pasos.
Su mirada… tan segura de sí misma que no puedes ponerle en duda de lo que haga o diga.
Su voz… es una dulce melodía para mis oídos.
Todo de ella grita todo mi ser, pero…
¿Cómo pude dejarla ir?
¿Cómo pude aceptar una derrota?
¿Cómo dejé ir al amor de mi vida?